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Voto de Chris Jiménez:
8
Thriller Unos delincuentes armados secuestran un vagón del metro de Nueva York y retienen como rehenes a 17 pasajeros. A cambio de su liberación exigen que, en el plazo de una hora, se les pague un rescate de un millón de dólares; en caso contrario, amenazan con matar un rehén por cada minuto de retraso. Para entretener al inflexible jefe de la banda (Robert Shaw) hasta la entrega del dinero, el teniente de policía Garber (Matthau) tendrá que ... [+]
12 de junio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un momento memorable el que se nos regala cuando Garber y sus compañeros de la oficina central de operaciones del metro de New York, tras burlarse sin compasión de esos visitantes japoneses, los antiguos vencidos de Norteamérica en la guerra, quedan en rídiculo ante ellos y enteramente como niños indefensos ante la amenaza que les ha sorprendido esa mañana.

Así, los sucios y apestosos túneles de la "ciudad que nunca duerme" se van a convertir en los protagonistas de una aventura increíble e inédita, la que llevó a la novela del gran Morton Freedgood a conseguir unas ventas envidiables, hablamos tal vez de su trabajo más conocido, esa "The Taking of Pelham 123" que tras publicarse en 1.973 creó una negra leyenda y perjudiciales supersticiones alrededor del metro neoyorkino. Con su legítima autorización y un seguimiento exhaustivo, la producción de esta adaptación cargó con las dificultades propias de filmar en localizaciones reales...
Algo en lo que se acabó resolviendo bien un Joseph Sargent que estaba dejando su pasado televisivo para situarse en la cúspide de su popularidad como cineasta; captura bien la esencia del momento, mitad de la desencantada y conflictiva década de los '70, no sólo gracias a esa arenosa fotografía de Owen Roizman, sino también a una dirección concisa, que sabe hacer del espacio y el tiempo un arma perfecta para generar tensión, desde el mismísimo comienzo en que vemos aparecer a la cuadrilla de tiranos que va a asaltar el tren que da título a la obra.

Peter Stone cambiará algunas cosas del texto original, como la intervención de alguien que haga frente a los criminales (en este caso un Walther Matthau tan áspero y cansado como lo estuvo ya en "San Francisco, Ciudad Desnuda"), esta vez apodados con nombres de colores (dieciocho años antes que "Reservoir Dogs") y protegiendo aún más su anonimato, yendo más allá de uno de los tan peculiares elementos clave de la novela: la inexistencia de instantes que muestren la preparación del plan, obligado de la "crook story" y que por tanto nos dejará tan impresionados e indefensos como a los protagonistas y a los desgraciados pasajeros.
Las cartas ya están echadas. Lo próximo que Sargent medirá con nervios de acero es el habitual juego de inteligencia entre el líder de la panda (lacónico y riguroso Robert Shaw) y el mediador Garber, habitual de las películas sobre secuestros aéreos tan propias de la época, que aquí alcanza unas dimensiones de mayor tensión precisamente al reducirse el escenario y los puntos de salida; arriba, un paisaje urbano hundido en su propia locura y pánico, haciendo el director malabares para equilibrar a la perfección cine de catástrofes de gran despliegue y cine policíaco brutal y crudo de manual.

A la hora de la verdad, otros expertos en sendos géneros como Guillermin, Winner, Fleischer o Schlesinger, no lo habrían resuelto con la misma eficacia, y la razón tiene que ver con otra particularidad que consigue distinguir a "Pelham 123" de sus coetáneas en el momento; si bien se nos pone en el epicentro de un entorno deprimente y rabioso al que lo único que le faltaba era un atentado contra su cotidianidad urbana, absolutamente todos los presentes hacen lo posible por afrontarlo con estoica resignación, puede que la misma con que esa sociedad norteamericana se tomó su derrota en la aún fresca Guerra de Vietnam.
Sargent plasma con soltura el malicioso humor del que Stone, tomando buena nota del estilo de Freedgood, dota a su guión y por ende a los ágiles y ácidos diálogos; el humor negro brota del horror que por sorpresa toma la vida de los ciudadanos medios, reflejo de una posición social muy concreta de aquella época. Mientras "Mr. Blue" es un frustrado ex-militar corrupto al mando de la situación, el alcalde de New York es un enfermo incapaz de afrontarla pues huye de su responsabilidad en el cargo, alegoría débil y grimosa del recién y casi a la fuerza designado Gerald R. Ford en la presidencia, tras la salida de Nixon.

La realidad política en el film y el corrosivo sarcasmo con que se presenta sirve para exponer una terrible debilidad del tejido social y una abrumadora falta de sentido común que no hace extraño la facilidad con que todo se derrumba; Garber, y no los irritantes dirigentes políticos, es el héroe de clase media-baja capaz de encarar el problema y salvar la vida de sus semejantes (para él "pobres desgraciados", para la esposa del alcalde "votos agradecidos"). Frente a ellos unos villanos convenientemente desdibujados, pandilla criminal clásica de novela negra de quienes no sabemos nada o muy poco.
Ni falta que hace, pues esta no es su historia, sino la de aquellos que les combaten; de por medio aparece de vez en cuando la figura de un supuesto policía-"macguffin" que comparte el horror en el tren...sin embargo con las fuerzas del orden sucede lo mismo que con las políticas: que están atrapadas y a merced de su miedo e incompetencia (Garber es quien juega con "Mr. Blue" y le engaña, aventajándose a sus crueles maniobras, y el único que, a lo largo de un epílogo impagable donde se subraya aún más la presencia del lúcido cinismo del guión, da con la solución en el último momento).

Mientras, Sargent demuestra una pericia blindada en el manejo de la intriga y la acción, presente en su previa "White Lightning", y no nos concede, haciendo buen uso de las labores de montaje del magnífico dúo Robert Lovett/Gerald Greenberg, ni un solo respiro (lógico siendo este el editor de "The French Connection"). Ni uno solo.
Los momentos de pausa entre secuencias de acción son los que se acercan a los personajes para avivar nuestro desasosiego, sin subtramas melodramáticas ni románticas tan habituales del cine de catástrofes. No es exagerado el considerar a "Pelham 123" entre los más hábiles y entretenidos "thrillers" de su época, algo que nunca lograrían las otras adaptaciones de la novela...
Chris Jiménez
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