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Voto de Chris Jiménez:
8
Drama. Bélico Huyendo de la guerra civil que asola su país, Jan y Eva Rosenberg, dos músicos, se van a vivir a una isla, completamente apartados del mundo. Llevan una vida sencilla y apacible, preocupados únicamente por la música. Hasta que un día llegan unos soldados y todo cambia radicalmente. La pareja es arrestada bajo la acusación de colaborar con las fuerzas rebeldes. Al frente de la unidad militar que tiene la misión de defender la isla está ... [+]
14 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una tranquila mañana, el Sol ilumina el paisaje y en el horizonte sólo se ven nubes. De repente, empiezan a caer bombas por doquier, a escucharse ensordecedores disparos y a verse aviones cruzando el cielo a gran velocidad.
Es el horror de sentirse atrapado en una guerra desconociendo quién es el enemigo o el aliado, de sentirse como Eva, "participando involuntariamente en el sueño de otra persona que debería sentir vergüenza al despertar".

Los '60 se estaban terminando para Ingmar Bergman. Un decenio en el cual el maestro sueco había descendido a lo más recóndito de su alma y su arte, iniciando este periodo con la renovación creativa que significará "Como en un Espejo". El cineasta pasó de una conquista exterior a un movimiento de repliegue, ganando el espacio interior en una profundidad cada vez más vertiginosa; la Trilogía del Silencio y la quiebra estética de "Persona" dieron paso a otra especie de tríptico no oficial con Max Von Sydow y Liv Ullmann de protagonistas cuyo primer título sería "La Hora del Lobo".
Bergman uniría a los actores en su siguiente proyecto, rodando de nuevo en su adorada Isla de Farö, eso sí, abordando un tema no muy recurrente en su cine: el del conflicto bélico. Bien conocido por todos es el carácter del director, quien despreciaba el compromiso político en el arte y la burocracia de su país, dadas sus experiencias en plena juventud durante la 2.ª Guerra Mundial, a partir de las cuales decidió condenar el determinismo social y el autoritarismo suecos. Aunque, en respuesta a los que pretendían encontrar similitudes entre su obra y la Guerra de Vietnam, tan presente entonces, "La Vergüenza", pese a tener la guerra como escenario, no trata sobre ésta.

El matrimonio Jan y Eva Rosenberg residen y trabajan en su humilde granja apaciblemente, aunque con sus conflictos personales, en una isla en la que se está viviendo una terrible guerra civil que asola el territorio. Sin radio ni teléfono, permanecen desinformados con respecto a la delicada situación; de repente, los efectos del conflicto les llegan a ellos, pasando de inmediato a ser perseguidos, maltratados y manipulados sin razón ninguna por unos crueles militares que buscan a cualquier sospechoso de estar contra su régimen.
Jan y Eva sufren una situación desesperada. No están en contra ni a favor de nadie, no saben qué sucede ni quienes son los malos o los buenos, sólo que sus vidas van a verse tambaleadas por el fuego, el odio, la pobreza y la masacre, que precipitarán a los demonios de su pasado a buscar una salida, cuya vía de escape más rápida será la de la violencia. Así nos introduce Ingmar Bergman en los horrores del conflicto bélico, de forma cruda y directa, criticando el control y la manipulación militar y con la intención de que nos sintamos como la pareja protagonista: atrapados, asfixiados y subyugados a los elementos derivados de una guerra cuyos motivos se desconocen, representados en el asedio y captura por parte de los soldados o encarnados en Jacobi.

Elementos destinados a romper la rutina de Jan y Eva y, por ende, a trastocar sus vidas drásticamente, las cuales pasarán por mutaciones diversas, ya sea acorde con los violentos hechos acaecidos (Jan deja de ser un cobarde timorato a un hombre desalmado y vengativo) o en contra de éstos (Eva cuenta a su marido en dos ocasiones sentirse en un sueño), y por extremas situaciones que les hagan aflorar sentimientos ocultos (el joven soldado herido podría ser el hijo sustitutivo que tanto desea Eva). Toda esta cadena de efectos colaterales de la guerra asalta al matrimonio sin previo aviso, que asiste resignado a su descomposición.
Para conformar ese hogar colmado de engaños y distanciamiento el director vuelve a recurrir a personajes clásicos de su obra: fríos, anclados en un malestar constante y cuyos rencores no dejan de alimentar un odio ansioso de manifestarse; de este modo, Eva y Jan no forman sino la típica pareja "bergmaniana", hostil y mortificada (la misma de "Como en un Espejo", "Secretos de un Matrimonio" o "De la Vida de las Marionetas"). Mientras tanto, la nostalgia, los recuerdos, el recurso de los sueños como evasión de la cruel realidad y la aparente imposibilidad de hallar una escapatoria y un futuro mejor impregna el descorazonador drama de "La Vergüenza".

En su tercera colaboración con Bergman, Liv Ullmann vuelve a sorprender en su encarnación de esa criatura aquejada por el pasado, frígida y neurótica al tiempo que enérgica en sus decisiones, enfrentándose de nuevo a un Max Von Sydow que interpreta de forma brillante a ese artista atormentado, cobarde indeciso e incapaz de afrontar los obstáculos al que los hechos transformarán radicalmente. Vuelve también Gunnar Björnstrand, habitual del director, esta vez dando vida al detestable coronel Jacobi, uno de los muchos elementos exteriores que invaden a la pareja.
Secuencias cámara en mano y banda sonora compuesta únicamente de disparos y explosiones sirven para que Bergman nos introduzca de lleno en una realista y trágica pesadilla, amarga, seca, siniestra, difícil de digerir. Última obra cinematográfica en blanco y negro del maestro sueco ("El Rito" fue un trabajo para televisión), no tan recordada como otras realizadas en el decenio pero igualmente magistral, que encontraría su virtual continuación en "Pasión", de nuevo con Sydow y Ullmann como pareja protagonista.
Chris Jiménez
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