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Voto de Chris Jiménez:
6
Thriller. Intriga Giorgio, un joven e introvertido pianista, es razonablemente feliz junto a su novia Françoise. Pero cuando ella aparece muerta en un parque, su mundo entero sufrirá un convulso cambio. La policía arresta a un hombre de mediana edad como principal sospechoso del crimen, pero Giorgio no se contenta con eso. No está de acuerdo con el sistema judicial y los métodos policiales pero sus problemas se multiplicarán cuando conozca a Sarah, que ... [+]
30 de octubre de 2017
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Una mujer cae rodando por la ladera de un parque, destrozada, lluvia incesante y miradas inocentes rodean el lugar.
El supuesto culpable huye, pero a cada paso que da más miradas le acosan, de todas partes, y siguen su camino...

Servidor lo considera uno de los mejores, amén de mordaces, inicios del "thriller" italiano. Lo pergeña uno de esos artesanos de la explotación de cine de género que no debería pasar inadvertido entre los Castellari, Fulci, Di Leo o Martino que ya nos sabemos; Duccio Tessari es más conocido por sus paseos a caballo en el "spaghetti western”, pero en el suspense hizo gala de una originalidad notable. "Asesinada Ayer", nada más empezar 1.970, lo corrobora; según diría, muchos de sus colegas "quisieron pegarse a la estela de Mario Bava y heredada mejor por un chiquillo de mente inquieta llamado Dario Argento". Él prefería seguir por otro camino.
Pero hay de todo en la viña del "spaghetti thriller" y el "giallo", en efecto disparado como nunca gracias a "El Pájaro de las Plumas de Cristal". Su primera unión con Gianfranco Clerici, asiduo colaborador de Deodato y habitual del género, nos descubre que se podían tomar más caminos aparte del clásico crimen nocturno ejecutado por ese homicida con guantes negros al que nunca vemos el rostro; si bien así fue concebido el guión en un principio, dando como resultado la extensa y algo asfixiante secuencia no de la muerte en sí, sino de las consecuencias y testimonios, el director omitió y modificó ciertos detalles y el desarrollo del argumento.

Hay un asesino, ese aluvión de miradas en unos barrios del centro de Bergamo, llueve, el cadáver de una joven, la bellísima Carole André, inicia la intriga. Ésta, sin embargo, no tendrá como protagonista a un o una joven implicados en el caso que por su cuenta resuelven; así que el papel de Wendi D'Olive carece del peso que nosotros creíamos. Curiosamente el guión se mueve en la otra dirección, la casi siempre oculta en el "giallo"; Tessari, como también hizo en su anterior film, observa los procedimientos de la investigación, experimenta con el punto de vista por medio de los múltiples testigos y las suposiciones de los agentes, plasmadas en pantalla.
Se huele a "noir" clásico, a novela negra, no es casualidad que Clerici se inspirara en Edgar Wallace. Por desgracia tropieza con ciertas piedras que restan credibilidad a la sombría historia; aparte de su empeño por añadir notas de humor en los momentos menos adecuados también hay demasiados protagonistas sin relación aparente pero afectados de algún modo u otro por el crimen. Esta acumulación lleva a la confusión constante, tanto que la película parece perderse en sus propias trampas, pero el director utiliza su habilidad tras la cámara para sumergirnos en la atmósfera, preñada de cinismo y sordidez; nunca es especialmente elegante, pero sí riguroso y directo.

Las secuencias en el juicio del primer acusado, el periodista deportivo Marchi, se corresponden más a un "thriller" norteamericano, con una especial atención en la aplicación de la tajante justicia...pero el guión vuelve a entrometerse haciendo sus maniobras extrañas: aparece el joven y atormentado Giorgio (aquel legendario Helmut Berger), amante de la música clásica, más que probable sospechoso del crimen. Sin embargo nada se aclara por otra implicación, la del abogado de Marchi, el misterioso Cordaro. A mitad de metraje tenemos a tres hombres protagonistas y los tres posibles asesinos.
El juego del despiste con el espectador, y gracias al símbolo de la mariposa que da nombre a la película funciona de maravilla, podría ser más efectivo si a los tres se les concediera una mejor profundización de caracteres, y por igual, pero Clerici parece evitarlo a toda costa y así las acciones de cada uno resultan algo incomprensibles. Lo que siempre subraya Tessari gracias a su ojo crítico y su visión ácida es la incompetencia legal y policial, el sensacionalismo de los medios y esa propensión a las infidelidades, odio paternofilial y otras perversidades en las familias de buena posición social.

Por su parte las mujeres, y esto sí es típico del "giallo", tienen aquí poca importancia lejos de quedar como meras víctimas de los múltiples criminales (si no se profundiza con mucho ahínco en los hombres, aún menos en ellas), y ello enlaza con otra característica residual del género, e incógnita irresoluble: la llamada anónima y desafiante del psicópata al comisario de turno, que no es sino otro nuevo rompecabezas para añadir a la lista (¿de qué sirve?, si no hay ningún motivo...). Pero el director, al contrario que la gran mayoría de sus coetáneos, no se regodea en el horror del asesinato ni hace de ello una función principal.
Tessari es crudo, aunque no excesivo en la violencia. Y una vez llegados al clímax las vueltas y giros de Clerici, que deberían haber sido revisados mejor, no se deslizan al clásico apocalipsis sangriento del donde los misterios caen en una ruptura de lógica descabellada; aquí se propone una resolución mucho más oscura e íntima, igualmente inesperada, con ecos de "western" evidenciando las raíces del cineasta y dando a Berger la importancia que merecía mucho tiempo antes.

Es gracias a la efectividad de Tessari, sus interesantes técnicas visuales, su enfoque en los detalles, el clima de suciedad y a la vez clasicismo que modela, y algunas interpretaciones decentes, que "Una Farfalla con le Ali Insanguinate" consigue no caer en el extremo ridículo.
Sea como sea uno de los títulos más interesantes y extrañamente originales del suspense mediterráneo a comienzos de los '70, mal relacionado con la larga lista de imitaciones de las obras "argentianas" sólo por su rimbombante título con animal en él.
Chris Jiménez
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