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Voto de Chris Jiménez:
9
Intriga Cuando el Mayor Bennett Marco (Frank Sinatra) tiene que opinar sobre el Sargento Raymond Shaw (Lawrence Harvey), no duda en afirmar que es un auténtico héroe. Pero, en realidad, Shaw le parece un personaje muy turbio: una enloquecedora pesadilla le hace sospechar que el sargento oculta algo inconfesable. Audaz thriller político sobre el lavado de cerebro de los prisioneros americanos en la guerra de Corea. El fin del rodaje coincidió ... [+]
28 de febrero de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué valientes nuestros soldados, enviados a proteger ese territorio remoto que nos pertenecía, lejos del hogar, combatiendo al enemigo comunista hasta el último aliento. Muchos murieron, pero otros tantos regresaron.
Auténticos patriotas defensores de nuestros amados ideales y nuestra bandera...¿patriotas?, ¿siguen siéndolo? ¿Están seguros de que son ellos? Nada ni nadie es lo que parece. La guerra cambia a todos.

Tras la que para muchos es considerada su obra maestra amén de uno de los grandes dramas del cine, "El Hombre de Alcatraz", John Frankenheimer se mostraba más activo que nunca a comienzos de los '60; tras su fallido intento de llevar a la gran pantalla la novela "Revolutionary Road", se centró en otro título: "The Manchurian Candidate", intriga política escrita en 1.959 por el experto en el género Richard Condon, quien trataba de un modo muy explícito cómo la amenaza comunista se cernía sobre EE.UU. en forma de americanos que volvían de la guerra manipulados y convertidos, sin saberlo, en "agentes dormidos".
Muchas obras intentaron reflejar la situación de la América de la Guerra Fría, la política "mccarthysta", la Caza de Brujas y el miedo a la amenaza soviética en el mundo del cine ("Dr. Strangelove", "El Espía que Surgió del Frío", "Punto Límite"). Era el momento apropiado para adaptar la obra de Condon, a lo que se sumó Frank Sinatra (desgraciadamente no se obtuvo financiación por el miedo de los estudios al peligroso contenido político que todo ello entrañaba). John F. Kennedy, amigo del actor, dio su aprobación al proyecto, convenciendo de inmediato a los de United Artists.

El guión, de George Axelrod, omitía o modificaba algunas cosas de la novela, como la mayor atención que se le presta a los lavados de cerebro, la subtrama que envuelve a Eugénie Rose o el interés sexual de la sra. Iselin por su hijo. La acción toma lugar en plena guerra de Corea, en 1.952, cuando un pelotón de soldados americano es capturado por un grupo de soviéticos; éstos los llevarán a Manchuria, en la China comunista, aliada de la U.R.S.S.. Al terminar el conflicto, el sargento Raymond Shaw, el mayor Bennet Marco y otros soldados regresan a EE.UU., donde el primero es condecorado con la Medalla de Honor por haber salvado a su grupo.
Para sus compatriotas, Shaw es un gran héroe, "el hombre más sincero, noble, valiente y maravilloso que existe". Tiempo después, a Bennett le asalta una extraña y horrible pesadilla donde unos militares chinos y soviéticos observan a sus compañeros y hablan sobre un eficaz lavado de cerebro y Shaw es manipulado y transformado en un hábil asesino sin saberlo...¿pero se trata de un sueño? Paranoia y temor, temor a una invasión, concienzuda y silenciosa, de un peligroso enemigo: el comunismo, un germen a erradicar que amenaza a la nación, cuyos ciudadanos reaccionan aterrados con sólo oírlo.

"El Mensajero del Miedo" hace así hincapié, con un tono siniestro aunque intencionadamente sarcástico, en esta situación de paranoia y desconfianza. Frankenheimer, como también haría en el "thriller" con la Guerra Fría de telón de fondo "Siete Días de Mayo" o "Plan Diabólico", nos arrastra al corazón de una intriga desasosegante, materializada en forma de estrambótico y muy surrealista sueño en el que unos soldados son observados, como si de ratones de laboratorio se tratasen, por malévolos comunistas que a veces se transforman en simpáticas damas horticultoras. Enemigos con un propósito del todo repulsivo: controlar la mente de una persona despojándole de su humanidad y moralidad.
De este modo, con tal facilidad para infiltrarse en la sociedad y esconderse entre los ciudadanos, ¿quién será el siguiente enemigo? ¿Quizá la guapa Eugénie?, ¿tal vez la manipuladora madre de Raymond? No es posible confiar en nadie y la incertidumbre se mantiene durante toda la trama, tanto más cuanto que los planes de los enemigos nunca son completamente desvelados, concluyendo en ese frenético final digno del mejor Hitchcock que mantiene la tensión (gracias a un excitante montaje y al nervio del director tras la cámara) hasta el último momento.

Y es que pocos manejan la tensión narrativa con tanta destreza como el bueno de Frankenheimer. A aspectos técnicos brillantes, como la puesta en escena, entre sobria y perturbadora, la fotografía de Lionel Lindon o el trabajo de edición de Ferris Webster, sobresalen las grandes interpretaciones de Laurence Harvey, James Edwards, un insuperable Frank Sinatra o una desquiciante Angela Lansbury; los personajes de Janet Leigh y Henry Silva quedan, por desgracia, muy desaprovechados.
Un "thriller" negro y conspiratorio, de trama densa y absorbente, extravagante en ocasiones y que puede parecer ciertamente propagandístico (lo que hoy día hace de su discurso algo caduco), aunque sin duda mantiene un tono vanguardista, atrevido y satírico, que pone el dedo en la llaga de la paranoia de aquellos tiempos, bien heredado de la novela sumando a eso el espíritu liberal de su director. Jonathan Demme cambiaría a Sinatra por Denzel Washington, Harvey por Liev Schreiber, Lansbury por Meryl Streep y la guerra de Corea por la del Golfo en un "remake" de lo más innecesario.

Se dice que "El Mensajero del Miedo" se retiró de la circulación un año más tarde debido a las similitudes del argumento con la conspiración que envolvió al asesinato de Kennedy, aunque todo esto no es más que un rumor, alimentado debidamente por Sinatra para darle publicidad al film años más tarde, aprovechando su reestreno.
Chris Jiménez
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