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Voto de Chris Jiménez:
8
Drama Después de dejar la escuela, dos amigos, Shinji y Masaru, corren diversa suerte: uno como boxeador y el otro como pistolero de los Yakuza. (FILMAFFINITY)
6 de marzo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida no reparte buenas cartas a veces, o a veces sí. Depende de la que nos caiga seguiremos por un camino, pero también depende de la que escojamos. Y ese camino será, sin discusión, el que seguiremos para siempre...
¿O habría oportunidad de tomar una desviación?

La vida tenía un camino muy particular reservado para el sr. Takeshi Kitano cuando un martes 2 Agosto de 1.994, a las 2 de la madrugada, borracho y a bordo de su motocicleta, se estrelló en la carretera de Anchinzaka de Shinjuku, sufriendo graves lesiones; al parecer pretendía suicidarse y casi lo consigue. La estancia en el hospital le permite mucho tiempo para pensar, para encauzar hacia otra dirección la existencia que casi se deja en el asfalto, y aprovecha para desarrollar sus dotes de pintor; el 27 de Septiembre aparecerá en una rueda de prensa cojeando, con la mandíbula desviada, dificultades para hablar, leves espasmos en la columna y un curioso tic en el ojo izquierdo...
Y una de sus reacciones es "Tengo un hierro en la cabeza que ahora siempre hará pitar las alarmas en los aeropuertos"; es decir, que este hombre perdió todo excepto el humor. Tardaría mucho en regresar al negocio del espectáculo pero volvió (de hecho su resurrección se dio ante la cámara en la ultraviolenta epopeya yakuza de Takashi Ishii "Gonin"); a la idea de una especie de secuela de "Sonatine", rechazada por el productor Masayuki Mori, siguió un proyecto que consideró más apropiado tras su encuentro con la muerte, inspirado en "Toro Salvaje" y que deseaba llevar a cabo desde hacía ya mucho tiempo.

"Kids' Return" parece un título adecuado. Se anuncia no sólo un retorno, sino la posibilidad de cumplirlo. En unas calles de Yokohama casi vacías dos individuos se encuentran, Masaru y Shinji, los debutantes Ken Kaneko y Masanobu Ando; en este momento las vidas de ambos les han sobrepasado y lo que observamos es una cáscara de lo que un día fueron. Extrañamente se sonríen y ambos montan en bicicleta; y el pasado se abre ante ellos y nosotros, un pasado que es el del mismo cineasta, cuando era un joven sin interés en estudiar y que tanto estaba rodeado de chicos con expectativas de futuro como de holgazanes y delincuentes con sus destinos marcados.
Rodada en base a los ánimos que Kitano dio a la troupe de jóvenes actores para la improvisación, pues el guión se iba reescribiendo durante la producción, "Kids' Return" se centra en el periplo desnortado de los dos idiotas del principio, pero también se inmiscuye en las intimidades de un puñado de muchachos que comparten el mismo instituto. La intención es mostrar que aun estando todos presentes en la casilla de salida no tienen por qué seguir la misma dirección; mientras Masaru acobarda a chicos y les quita el dinero en el metro, dos de sus compañeros practican monólogos al estilo "manzai" para algún día convertirse en cómicos (alusión al pasado de Kitano como humorista).

Aquí, un joven reservado que tiene miedo de declarar su amor a una chica que trabaja en una cafetería; allá, una pandilla de desgraciados que abusa de los pobres estudiantes. El retrato de la generación de los '90 es tan crudo como conmovedor, los chicos abandonados en un país en crisis donde grandes empresas tuvieron que pedir créditos a familias yakuza para sobrevivir y el precio del suelo cayó; nunca veremos a padres alrededor, y los maestros y adultos restantes no son figuras de autoridad, sino gente harta de soportar las fechorías de imbéciles sin futuro que a veces incluso dejan actuar a su aire para no tener que verles ni escucharles.
El boxeo y la mafia aparecen en el camino de los protagonistas, pero el irónico devenir y las decisiones erróneas quieren que Masa, que aspiraba a boxeador, acabe en el seno de un clan local (cuyo jefe es el cantante y, tal vez, el actor contemporáneo más "cool" de Japón, Ryo Ishibashi). Así, él se machaca los huesos en sucios callejones mientras Shinji lo hace conforme a reglas en el ring. Una de las más importantes lecciones que nos da Kitano es que tanto el entorno como la gente alrededor nos condicionan si carecemos de fuerza de voluntad y autoridad para dirigir nuestro propio destino.

Shinji no es tan despiadado ni impulsivo como Masa, él se deja manipular; Hayashi, compañero boxeador, es una de esas fuerzas opresoras que a veces hallamos rondándonos y que insta a nuestra destrucción para ponernos al mismo nivel. ¿Pero quién le auguraba un futuro tan pésimo al pobre Hiroshi? Es cierto que ninguna de las vidas familiares o personales de los jóvenes son reveladas, por lo tanto sus comportamientos, malos o buenos, carecen de justificación: son así porque así han decidido ser. Y pese a la actitud silenciosa y pacífica de Hiroshi, la mala suerte se abalanza sobre él. ¿Lo merecía? No. Pero de esta forma arbitraria se comporta la vida.
Tampoco deja Kitano, quien por primera vez filma la violencia de un modo realista y mucho más contenido (pese a la ferocidad de esos combates), sin castigo a quienes lo merecen. Incluso Masa verá su violencia fría y cruel sin motivo vuelta contra él, y no es obligatorio para el espectador sentir ninguna compasión. Mientras tanto Joe Hisaishi intercala en el desarrollo narrativo fragmentado su estimulante música, que varía de piezas más emotivas a otras más animadas, dada la edad de los protagonistas, simulando los golpes y las carreras de los entrenamientos. En sus melodías se siente la fuerza, el coraje, que desprenden las palabras de Masa: "Aún no estamos acabados".

Pese a la terrible lesión de nariz de Ando durante el rodaje, el director se sintió reflejado en el entusiasmo de sus dos jóvenes actores y sus personajes, y lo concluyó inundado de una felicidad revitalizadora.
Este sentimiento inunda el film a pesar de su tremenda amargura, su espíritu derrotista (el que se vivía en los años '90 en Japón) y su afilado humor negro. En cierto modo nunca el artista había desnudado su alma con tal honestidad, y por ello sería ampliamente galardonado...
Chris Jiménez
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