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Voto de Chris Jiménez:
7
Drama Basada en hechos reales. Kate Barker (Shelley Winters) crió a sus cuatro hijos de forma autoritaria, pero era demasiado indulgente con sus fechorías. Ellos la veneraban, pero sobre todo la temían. Cuando los chicos se hicieron mayores, Kate abandonó a su débil marido y partió con ellos en busca de fortuna. Así comenzó para los Barker una vida dedicada a la delincuencia y al crimen que hizo que fueran perseguidos sin tregua por la ... [+]
8 de junio de 2017
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América en plena Gran Depresión. La mafia, la prohibición de alcohol, las penurias, la reestructuración del Ku Klux Klan y por supuesto los criminales, porque el país se estaba secando, y los que eran pobres quedaron más pobres, así que proliferó como nunca la delicuencia.

Más bien los enemigos públicos. Siempre destacan nuestros conocidos John Dillinger, Lester "Baby Face Nelson" Gillis, Charles "Pretty Boy" Floyd y por supuesto la inseparable pareja de Clyde Barrow y Bonnie Parker, pero ahí también estuvieron haciendo sangrar al país la despiadada banda de Alvin Karpis y Herman Barker, atracadores violentos y famosos por sus secuestros; lo que sucede es que todos estos individuos se hacen, por desgracia, con una leyenda, forjada a través de los periódicos, los medios y la ficción. Y en esa leyenda entra la madre de Herman, Kate, no como una miembro más de su grupo, sino como nada menos que su jefa matriarca.
La prácticamente desconocida " "Ma" Barker's Killer Group" tiene parte de esa culpa, que utilizó las declaraciones del F.B.I. tratándola de inteligente y sádica mente criminal; pues eso es exactamente lo que hace el sr. Roger Corman aquí, ayudado por Robert Thom y aprovechando un periodo importante del cine estadounidense, de renovación, alimentado por la modernidad y el discurso que desprende esa rompedora "Bonnie & Clyde" de Arthur Penn. El cineasta, que ya ha sabido contribuir al espíritu revolucionario del momento (con "The Wild Angels" o "El Viaje"), sigue otra vez la corriente, y al igual que Bill Karn, prefiere aferrarse a un jugoso mito que a la realidad.

Apreciación por ello satírica al proclamar que todos los parecidos con la realidad son intencionados, y asimismo fallando de pleno al presentarnos una introducción reprochable. ¿Tenían razones Clyde y Bonnie para hacer lo que hacían?, según Penn una sociedad demasiado violenta. Corman/Thom quieren dar una justificación a la futura maldad de Kate, y es el haber sufrido violaciones por miembros de su familia...razones en absoluto viables, ni siquiera considerables (el "yo soy así porque el Mundo me ha hecho así" también es un mito desterrable).
Este prólogo nos sirve para hacernos una idea del tono y el estilo que imprime el veterano a su obra, crudo y abrasivo, sin florituras visuales, directo a las tripas, a lo Peckinpah y Siegel, y así es. Se permite el lujo entonces de viajar muchos años adelante, cuando Kate ya vive con George Barker y sus cuatro retoños (Herman, Lloyd, Fred y Arthur), cada uno de ellos dotado de ciertas características que acentúan su extraña psicología (salvo Arthur, difuminado por sus hermanos); y al estar la historia enfocada desde su total punto de vista, sin protagonismo de agentes de la ley, la idea de la imparcialidad o el romanticismo al que se prestaba Penn resulta poco menos que imposible.

En "La Matanza de Texas" teníamos la suerte de tomar el lugar de los chicos al entrar en el oscuro universo de la familia de asesinos, aquí no, no hay división; Corman nos mete de lleno en el seno de los Barker y somos obligados a compartir sus perturbaciones y desviaciones de primera mano, todas ellas nutridas por el podrido seso y el alma corrupta de Kate, de la cual se sirve el primero para dar un ácido discurso sobre la evolución de la sociedad norteamericana a través de sus anomalías, odios raciales, crisis y rencores, todo ello mientras nos arrastra al vendaval de locura que extienden la madre y sus hijos por las rurales tierras del medio-Oeste.
Aprovecha para introducir trazos de una ultraviolencia incómoda, sádica e inexcusable a todos los niveles, incluso en algunos momentos abocada a la grotesca caricatura, lo que podrá estrujar el intestino a más de uno (en especial durante el incidente con la pobre joven Rembrandt, donde de mejor manera se otorga a Kate esa sombría percepción psicópata que siempre formó parte de la ficción). El "episodio" del secuestro del también inventado Pendlebury permite a Corman instalar una atmósfera desasosegante y enfermiza que traspasa la pantalla, de calor sofocante, pegajoso y nauseabundos olores, si bien no acumula demasiada intriga.

Quizás por la escasez de presupuesto no incide demasiado en enfrentamientos contra las fuerzas del orden ni desarrolla negras intrigas policiales; prefiere centrarse en el drama familiar y el comportamiento de sus protagonistas, acercándonos a una intimidad torcida, además de estar preñada con los trazos de un humor corrosivo; aun así dispone algunas secuencias de acción trepidante, filmadas con un nervio visceral, como la persecución tras el atraco o el clímax, ese gran tiroteo en la tradición del "western", desfigurando la realidad por la morbosidad del guión, pues en aquella cabaña de Florida, el 16 de Enero de 1.935, sólo se encontraban Kate y Fred mientras los demás miembros de la banda habían sido arrestados o asesinados.
Pero debe primar el desenfreno, como buena película "exploitation" donde la violencia juega un papel vital. Shelley Winters crispa los nervios y se gana nuestro odio desde el primer minuto, demostrando sus dotes de gran actriz veterana, compitiendo con un jovencísimo Robert DeNiro que sorprendía a sus compañeros debido a sus peligrosas ocurrencias e improvisaciones. Por otra parte, Don Stroud revela un carácter fuerte en uno de sus muchos papeles de sádico asesino, y si por algo saben sobresalir Bruce Dern, Robert Walden, Pat Hingle y Clint Kimbrough es por los sutiles y ricos detalles que hacen especiales a sus personajes, pese a ser meros secundarios.

Con la censura y muchos críticos en su contra, "Bloody Mama" fue una de las producciones más exitosas de A.I.P. y de las preferidas de Corman, formando parte de esas obras que se decantan por la descripción honesta y descarnada de criminales famosos en lugar de romatizarlos y hacer de ellos grandes héroes, y eso a expensas de servirse de la ficción, que conste...
Su influencia en Hooper, Craven, Rob Zombie, Tarantino o Stephen King es evidente.
Chris Jiménez
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