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Voto de Chris Jiménez:
7
Comedia. Romance El abogado Fredrik Egerman (Gunnar Björnstrand) es un hombre maduro que vive una relación platónica con Anne (Ulla Jacobsson), su joven y virginal esposa. Henrik, hijo de un matrimonio anterior, persigue a Petra (Harriet Andersson), la doncella de la familia. Una actriz llamada Desiree (Eva Dahlbeck), antigua amante de Fredrik, está en la ciudad y él la visita, pero ahora ella tiene un nuevo amante, el Conde Malcom, casado con ... [+]
30 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la llegada del verano, las pasiones florecen, los viejos amores renacen de las cenizas del invierno y la picadura de la lujuria deja mella en la piel de aquellos que deciden entregarse a su mágico hechizo.
Pero no olviden que el amor es un juego de malabarismo continuo, con tres pelotas: corazón, palabras y cuerpo.

Casi diez años de carrera llevaba Ingmar Bergman y quince obras que la cimentaban; sin embargo, como cualquier cineasta, había saboreado las mieles del éxito al tiempo que las hieles del fracaso. Tras ir ganando prestigio su primera obra moderna ("Un Verano con Monika") gracias al favor de algunos críticos franceses, el director siguió dejando patente su versatilidad en títulos un tanto menores: "Una Lección de Amor" o "Sueños"; por aquellas fechas, y como si fuera costumbre o un sino inevitable, su vida no estaba atravesando una buena racha...
A los consabidos problemas estomacales que tanto le hacían sufrir, se unía el poco éxito obtenido por sus últimas obras y la relación que mantenía con Harriet Andersson cuyo final fue desastroso; ya había iniciado ese momento, y sin que nadie lo supiera, una aventura con la joven Bibi Andersson, futura musa de su cine a quien conoció unos años antes y que acabó regalándole un pequeño papel en el film que nos ocupa, cuya incapacidad para las relaciones sentimentales darían pie a que escribiera su guión. Los señores de Svensk Filmindustri le impusieron por si acaso un ultimátum: si este proyecto tampoco tenía éxito, dejarían de financiarle.

Debatiéndose entre el intento de éxito o el suicidio, vuelve a descolgarse por el humor dejando atrás sus más turbias tragedias; aunque esto sólo fue en parte. La trama nos sitúa a principio de un siglo XX sofisticado y refinado (el ambiente preferido de Bergman para la comedia, tan heredado del teatro) y en la vida de Fredrik, un prestigioso abogado que oculta a la sociedad su verdadera condición de escurridizo casanova más preocupado de sí mismo que de los sentimientos de todos aquellos que le rodean, incluida su jovencísima esposa Anne y su hijo Henrik.
Y por supuesto la situación no mejora cuando es revelado el amor que todavía siente aquél por una antigua amante, la presuntuosa y dominante actriz de teatro Desiree. Bergman empieza a perfilar las esquinas de un por ahora pentágono amoroso donde también viene a inmiscuirse una seductora criada (Petra); con su sutileza, elegancia, puesta en escena y superficial análisis, la obra podría afincarse en los terrenos de una comedia "screwball" o de época propia del canon hollywoodiense y más cerca del cine de George Cukor, Ernst Lubitsch, quizás de H.C. Potter o George Stevens, a lo mejor de Vicente Minnelli, pero el sueco esconde intenciones mucho más oscuras bajo estos atractivos oropeles.

En realidad los personajes que aquí hallamos no se alejan mucho de los que suelen poblar sus trabajos más graves y reflexivos. La bella Anne todavía presa de la virginidad por su recelo, el atormentado Henrik deseando convertirse en pastor e invadido por el pecado o esa Desiree colmada de malvados rencores. Sin embargo todos están tocados por la gracia de la mordacidad, de la cómica frivolidad; un nombre pronunciado en la situación menos oportuna y una obra de teatro que expone la esencia de la historia son los resortes para que nazca una gran farsa cuyos simpáticos enredos se alimentan de los peores sentimientos.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Sobran, eso sí, otros ilógicos e incongruentes momentos que se producen sin ninguna explicación, recalcándose la alegría del sinsentido (¿porque a qué venía, por ejemplo, lo de Anne y Petra revolcándose por la cama?...). Aun así la obra termina siendo un éxito y con ella, aplaudida en Cannes sin que Bergman supiese que iba a ser proyectada en el festival, no sólo recupera su prestigio, sino que logra que el público internacional considere más seriamente el cine europeo.
Y ahora que dispone del favor de su productora y del público se decide a preparar algo más grande. Por eso, la próxima vez que se ponga tras la cámara será para filmar "El Séptimo Sello"...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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