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Voto de Chris Jiménez:
7
Acción Gino Felino (Steven Seagal) es un detective de policía de Brooklyn, que un día recibe una llamada comunicándole que su mejor amigo Bobby Lupo (Joe Spataro) ha sido asesinado, a plena luz del día, en la calle y delante de su esposa e hijos, por el capo mafioso Richie Madano (William Forsythe), enemigo de ambos desde su juventud. Gino emprenderá una furiosa caza de Madano, que campa descontrolado por la ciudad. (FILMAFFINITY)
27 de abril de 2017
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"...Dios no quiera que lo encuentre antes que usted, porque ya sabe lo que haré".
En la calle la ley se impone a base de sangre y plomo, y no hay lugar para la ética, la piedad o el perdón.

Es la ley de Brooklyn o, lo que es lo mismo, la de un hombre ciego de ira y en busca de venganza. Puedo jurar que esas palabras se me quedaron incrustadas en los oídos y ya no las pude olvidar, palabras pronunciadas por el protagonista de manera sosegada pero residiendo en cada una de ellas un sentimiento irrefrenable de muerte, y conociendo la clase de métodos que se gastaba en cada película el actor que lo interpreta sabía que todo aquello no iba a llevar más que a un camino.
Hubo un tiempo en que para algunos de nosotros las estrellas de la acción eran dioses en nuestra preadolescencia y juventud. Cuando hablaban de venganza sentíamos que temblaba el suelo y sus miradas de odio hacia los villanos se clavaban como cuchillos; aquello sólo lo podían conseguir tipos que hoy en día ya no existen ni por asomo en el cine, y Steven Seagal era uno de ellos, consagrado gracias a pequeños clásicos como "Por Encima de la Ley" o "Señalado por la Muerte"; tras este exitoso trabajo, realizado en el seno de la 20th Century Fox, volvería a los brazos de la Warner para rodar "Buscando Justicia".

El guión de David L. Henry encontraría a John Flynn para llevarlo a la gran pantalla, conocido por su estilo directo, seco y violento (lo cual dejó patente en títulos como "La Organización Criminal", "Rolling Thunder" o "Encerrado"), sin duda el director perfecto para la ocasión. La escena de apertura, iniciada con una cita del dramaturgo Arthur Miller, nos pone en situación de la forma más cruda: un chulo pega una paliza sin compasión a una de sus chicas; al otro lado de la calle, el detective Gino Felino observa el espectáculo y no puede contenerse, por lo que interviene, estampando finalmente a ese negro indeseable en el parabrisas de un coche.
No han pasado ni cuatro minutos y ya se nos advierte de lo que está por venir; un psicópata adicto al crack con grandilocuentes aires de gángster llamado Richie Madano asesina a Bobby, el mejor amigo de Gino, declarando una guerra abierta en la ciudad, que le enfrentará con la policía y la mafia. Al haberse criado junto a los dos anteriores el asunto es aún más personal; a Gino no le importa ni un bando ni otro, él no se detendrá hasta haber atrapado a Richie, usando todos los métodos que sean necesarios. La historia, que sigue de cerca los principios de "McQ", es una de las más viejas que existen: el duro policía que toma venganza por la muerte de un amigo que no resulta tan inocente como creía.

Mil veces lo hemos visto y no obstante la fórmula sigue resultando efectiva, sobre todo cuando está bien presentada, y el director lo logra con creces. "Buscando Justicia" exuda el mejor "thriller" callejero, sucio y violento, engarzado en una producción ochentera (pese a datar de comienzos de los '90) que hereda y degenera al mismo tiempo (ojo a cómo aparece representada la mafia) el espíritu de las novelas "pulp" y los policíacos de acción y suspense de antaño (las herencias de Siegel, Yates o Winner están ahí).
Así se nos sumerge en un mundo desencantado y oscuro, sujeto a normas dictadas por los más fuertes, que dominan como animales su territorio, un submundo de lacras sociales, drogas, prostitución, violencia y corrupción siempre en movimiento, con el que conviven los personajes, personajes de trazo grueso, abyectos, sádicos, violentos a placer, hechos a su perdición como Bobby o Richie, o resignados a la desgracia, como el sr. Madano, Pattie, Rica o Gino, quien a lo largo de la noche removerá cielo y tierra para encontrar a Richie mientras éste provoca el caos por toda la ciudad, llegando al enfrentamiento definitivo cuando sus hombres penetren en su hogar.

Flynn demuestra una vez más su pericia como director de acción, haciendo ciertas concesiones al videoclip y un especial hincapié en la extrema violencia (seguramente estemos ante la película más brutal de Seagal, y la pelea final lo atestigua), manteniéndose un ritmo emocionante de principio a fin, apoyado en una banda sonora memorable. William Forsythe encarna a uno de los villanos más repulsivos y chiflados del cine, acompañado de los buenos Jerry Orbach, Jo Champa, Ronald Maccone y la guapísima Gina Gershon, mientras que vemos a John Leguizamo en un breve cameo.
Steven Seagal, por su parte, se muestra aquí algo distinto, pese a que su Gino Felino no es sino una extensión del Toscani de "Por Encima de la Ley"; sin embargo le vemos más desatado e implacable que nunca (para recordar el momento de la taberna, donde se va cargando uno tras otro a los hombres de Vinnie con una bola de billar), al tiempo que prueba su versatilidad como actor dramático sirviéndose de algunos grandes diálogos por parte de Henry, los cuales refuerzan el tono melancólico y desmitificador del film.

Pese a los problemas de rodaje (la relación entre el actor y el director era pésima por la incompetencia del primero, del que se aseguraba que siempre retrasaba la producción) y los muchos cortes que se impusieron al metraje, de dos horas de duración (reducidas para su estreno comercial y a menudo por mandato de Seagal, quien aseguraba que el personaje de Forsythe restaba importancia al suyo), "Buscando Justicia" fue todo un éxito, ganándose el favor de la taquilla aunque no de los críticos, que se ensañaron con ella, sobre todo por su explícita violencia.
Una suerte de "western" urbano, sucio y visceral, convertido en un clásico del género de los '90, rematado con un cachondo final repleto de secuencias del protagonista en acción que viene a indicarnos que la película es suya y de nadie más, al ritmo de esa mítica "Don't Stand in my Way" cantada por Gregg Allman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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