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Voto de Chris Jiménez:
8
Cine negro. Thriller Dos ex-convictos no demasiado brillantes son contratados para asaltar una lucrativa partida ilegal de poker. Las culpas recaerán sobre el organizador del juego y los ladrones podrán empezar una nueva vida. Por desgracia, el dinero robado pertenece a la mafia, que se pone en contacto con el investigador y asesino Jackie Cogan para encontrar a los culpables. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos, América es la tierra de las oportunidades, donde cualquier ser humano de cualquier condición puede hacer realidad sus esperanzas y sueños. Pero todo eso es mentira.
En realidad es una nación consumida por la corrupción y el odio, donde la falta de ética encaja a la perfección con la creencia de que toda vida tiene un precio. Es cierto: América no es una comunidad, ni un pueblo...es un gran negocio.

Y es el escenario de esta durísima y pesimista historia de venganza, traición, sangre y dinero. Mientras la economía del país está en plena crisis y la insatisfacción ciudadana en su máximo apogeo, Johnny Amato prepara un lucrativo golpe: asaltar una timba ilegal de póker. Para ello contrata a dos jóvenes necesitados de pasta y sentido común, Frankie y su drogadicto amigo Russell; la sospecha no recaerá sobre ellos, sino sobre el dueño de la casa de juego, Trattman, quien ya planeó un atraco por su cuenta a una timba de su propiedad. El robo les sale a pedir de boca, hasta que la mafia contrata a Cogan, un frío asesino a sueldo que no tarda en enterarse de quienes fueron los responsables.
Hay muchos autores famosos dentro la novela negra, cuyo estilo ha sido referencia para otros hasta nuestros días; Jim Thompson, Donald Westlake, Curtis Garland o Elmore Leonard son sólo algunos. Pero entre estos genios también debe figurar George Vincent Higgins, un experto en lo que a relatos sobre criminales se refiere, quien los ubicaba normalmente en los bajos fondos de una Boston suburbana y peligrosa; parece mentira que con la cantidad de novelas policíacas y de gangsters que han sido llevadas al cine, solamente dos del sr. Higgins tuvieron la suerte de contar con su adaptación.

La primera fue "El Confidente", notable "thriller" protagonizado por Mitchum bajo la batuta de Peter Yates, y la segunda es la que nos ocupa, que deriva de "Cogan's Trade", escrita en 1.974. Amante del género, el neozelandés Andrew Dominik escribiría el guión situando la historia en un contexto actual y haría la película contando con la ayuda de Brad Pitt, quien apareció en su aplaudido "western" "El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" y que haría las veces de productor. Puede sonar exagerado, pero gracias a obras como ésta, el "thriller" sigue manteniendo su frescura y fuerza pese a los cambios de gustos y el paso del tiempo.
Y es que "Mátalos Suavemente" no otra cosa que cine de criminales a la antigua usanza, del más violento, descorazonador e incisivo, una película que perfectamente podrían haber dirigido Siegel, Frankenheimer, Michael Winner o incluso Peckinpah en otra época, que exhala pura esencia de cine negro, donde retazos de un humor retorcido, quizá de Guy Ritchie o Tarantino, se mezcla con una trama que avanza a paso lento, sin necesidad de abruptos giros ni cambios rápidos, y que recuerda a las intrigas criminales de Scorsese o Lumet. Tenemos suerte de que Nueva Zelanda nos haya dado un director como Dominik.

Un director perfecto para el "thriller", que ha sabido conjugar sus influencias con un gran pulso narrativo y nervio tras la cámara, dotando de un poder visual arrollador y fascinante a sus duras imágenes, a veces de estilo videoclip, siendo un gran ejemplo de ello la inolvidable escena del asesinato de Markie con la canción "Love Letters" de fondo (ya convenientemente usada en "Terciopelo Azul"). Aunque lo más importante de la película son tres cosas: los cuidados personajes, los mordaces diálogos y la demoledora crítica a EE.UU., que no deja títere con cabeza.
Dominik entierra el Sueño Americano bien hondo y presenta a sus aviesos protagonistas en un mundo capitalista repugnante, que se derrumba, desprovisto de moral, lleno de cínicos individualistas cuya única manera de prosperar y hacer prosperar es a través de la violencia y la muerte (si Cogan mata a los autores del robo las timbas se abrirán y el dinero fluirá de nuevo); un desolador retrato de la sociedad que hace trizas las esperanzas del ciudadano medio. La bandera americana y el discurso conciliador de Obama rellenan el fondo mientras Cogan se burla de Thomas Jefferson y espeta "América no es un país, sólo es un negocio". Más alto pero no más claro.

Junto a Brad Pitt en uno de los papeles más imponentes que jamás haya realizado, están los grandes Richard Jenkins, Ray Liotta, en una tergiversadora versión del Henry Hill de "Uno de los Nuestros", y el siempre sorprendente James Gandolfini en otro impagable personaje que le viene como anillo al dedo, mientras son secundados por los decentes Scoot McNairy, Vincent Curatola y Ben Mendelsohn y arropados por la excelente fotografía de Greig Fraser y la banda sonora de David Wittman y Jonathan Elia.
Difícil de digerir, difícil de ver, "Mátalos Suavemente" no es un film agradable, ni tampoco de ritmo frenético aunque su hora y media pase rápido, es un "thriller" oscuro, frío, a veces siniestramente divertido, que hay que ver con paciencia y dejarse absorber por él y por su claustrofóbica y repulsiva atmósfera.
Chris Jiménez
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