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Voto de Chris Jiménez:
10
Drama. Comedia. Romance Yu es un adolescente que se ha criado en el seno de una familia muy cristiana. Recién ordenado sacerdote, su padre le obliga a confesar sus pecados, que él comete buscando la aprobación paterna. Yu se dedica diligentemente a obrar mal, hasta que sus fotos a hurtadillas de bragas de chicas lo catapultan a la fama. Pero entonces conoce a Yoko y se ve envuelto en una misteriosa secta... (FILMAFFINITY)
26 de julio de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2.008 se estrenaron muchas películas, y muy buenas, pero si alguna merece destacar por encima de todas esa es "Exposición de Amor". A muchos les resultará incómoda y extraña, otros la encontrarán divertida y fascinante, más de uno la odiará con toda su alma...
Sin embargo, nadie sale indiferente tras su visionado de cuatro horas. Obras como ésta, que consiguen despertar tantas sensaciones en el espectador, y tan diferentes, se dan muy de vez en cuando en el panorama cinematográfico.

El cineasta Sion Sono puede ser muchas cosas, pocas buenas, opinarán seguramente los sufridos actores que están a su cargo (veos el "making off" del film y lo comprobaréis), pero desde luego previsible no; su reputación a finales del 2.000 iba en aumento así como su número de seguidores, y es que resistirse a sus tan originales y controvertidas propuestas, las cuales son para gustos muy concretos, resulta difícil. Después de esa extraña película de terror realizada en clave de parodia, "Exte" (uno de sus puntos más flojos, todo hay que decirlo), Sono regresó a lo que mejor sabía: hablar de la vida, de la realidad.
De esta manera se sumergiría en su más ambicioso proyecto, recogiendo algunas historias reales (cualquiera lo diría...) y adaptándolos a su perturbado y bizarro universo en un extenso guión que pasaba de las 300 páginas. "Exposición de Amor" contendría, así, todos aquellos aspectos que habían definido su estilo y su cine hasta ese momento; el compendio de toda su obra, en pocas palabras, con el que iniciaría, además, la famosa Trilogía del Odio, completada por las también impactantes e imprescindibles "Cold Fish" y "Guilty of Romance".

Esta experiencia cinematográfica de cuatro horas de duración, que se dice poco (su montaje original llegaba a las seis...), se podría dividir en cuatro arcos argumentales (de los cuales hablaré en la Zona Spoiler), aunque Sono la partiese en tres capítulos para presentar a los personajes principales. Básicamente, en el primero conocemos a Yu y su familia, en el segundo se nos introduce a Yoko y Aya, en el tercero los tres jóvenes cruzan finalmente sus vidas y el cuarto profundiza en el rescate que organiza Yu para salvar a Yoko y en la secta de la Iglesia Zero.
Sono concentra en unas pocas horas, recordando sus agitados tiempos de juventud (como poeta, cineasta amateur o activista contracultural en el seno de la controvertida Tokyo Gagaga), sus opiniones, sentimientos y críticas con respecto a la sociedad japonesa contemporánea y su idiosincrasia, además de abordar algunas cuestiones fundamentales que todo ser humano se plantea. Instituciones, obsesiones o motivos; su obra encarna multitud de preguntas como pocos cineastas habrían tenido el valor de hacer, la perseverancia de trasladarlas al oficio y el genio de elevarlas a su culminación artística. Aunque también es cierto (como dice Hikari Mitsushima durante el "making off" del film) que "la historia es extremadamente profunda y complicada y extremadamente simple, al mismo tiempo".

Comenzando en el seno de una familia católica, lo que da pie a la interesante cuestión de cómo la fe cristiana es profesada en la sociedad japonesa, "Exposición de Amor" ofrece un análisis muy objetivo y sincero de temas como la amistad, la manipulación del individuo, el sexo, el arte, la religión, haciendo hincapié en lo espinoso de las sectas, las relaciones familiares y la violencia doméstica, algo muy tratado por el director y, sobre todo, la búsqueda de un amor verdadero que puede con todo, lo que da la oportunidad a Sono para presentarnos una sociedad podrida hasta el tuétano, donde la hipocresía, la depravación, la maldad, la traición, el odio y el dolor campan a sus anchas (sí, no deja títere con cabeza). Sin embargo, el ser humano parece ser capaz de vencer todos estos males por medio del amor.
Mientras tanto, la película sorprende por sus impredecibles giros argumentales, algo que ayuda a mantener el interés durante esos 236 minutos en los que no dejan de pasar cosas y aparecer personajes, y por su original mezcla de géneros, donde partes tremendamente dramáticas se cruzan con otras de humor disparatado e irreverente o con secuencias "gore" que ponen el estómago del revés; así, Sono aprovecha para mostrar sin tapujos sus influencias, que van desde Argento, Bergman, Tarantino y Kitano (buenos guiños a "Kill Bill" y a "Dolls") hasta el film "Female Prisoner 701" (o "Sasori", primera de aquella saga que hizo famosa a Meiko Kaji), pasando por el cine de los directores de la "nueva ola" japonesa (Masumura, Suzuki, Oshima, Imamura...), de los que Sono ha heredado bastante.

Y para no variar, vuelve a poner al límite a sus actores sometiéndolos a las situaciones más extremas, y el trabajo de los tres jóvenes protagonistas es un buen ejemplo de ello. La gran interpretación de Takahiro Nishijima deja con la boca abierta, al igual que las de Hikari Mitsushima y Sakura Ando...aunque los personajes femeninos que el director crea se me hacen odiosos a más no poder (¿qué manía tendrá con eso?). Brillantes también la panda formada por Yutaka Shimizu, Tasuku Nagaoka y Hiroyuki Onoue y el más comedido Atsuru Watabe, a la vez que destacan las colaboraciones de Mitsuru Fukikoshi y Yoshihiro Nishimura, habituales del realizador.
Una puesta en escena espectacular, una alucinante banda sonora y un puñado de secuencias memorables redondean esta inclasificable joya del cine, entre emocionante, frenética, nostálgica, arriesgada, triste, excitante, descorazonadora, muy políticamente incorrecta y que resulta tan divertida de principio a fin como desagradable e incómoda, pero, por encima de todo, diferente.

Sion Sono se supera, da mucho en qué pensar a su espectador, el cual puede quedar exhausto ante el visionado de esta inmensa y absorbente obra. Aunque verla una vez no es suficiente...ni pensarlo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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