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Voto de Chris Jiménez:
9
6,0
4.743
Terror
Karen, una popular presentadora de televisión de Los Ángeles, sufre una crisis nerviosa al estar a punto de ser asaltada por un violador. Para superar el trauma sigue el consejo de un psicólogo que le recomienda retirarse a descansar al campo. Viaja entonces a la costa norte de California, y allí su marido sufre un cambio de personalidad al ser atacado por un extraño animal, mitad hombre, mitad lobo... (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2017
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Conviven con nosotros desde hace siglos, aunque siempre apartados en una comunidad oculta, lejos de nuestras miradas llenas de prejuicios, individuos que decidieron experimentar sensaciones nuevas y dejaron de ser humanos.
El cambio se empieza a promover, y ha llegado el día de que formen parte de nuestra sociedad civilizada...
Interesante concepto jamás ofrecido hasta ahora, y que llega en el momento y el lugar oportunos. Su responsable pertenece a una generación de cineastas que creció con la televisión y las películas, siendo esas enmarcadas en el terror las que posaron más influencias sobre ellos; los afortunados que de jovencitos descubrieron cosas como la Hammer, Roger Corman, Lon Chaney Jr., Universal, Edgar Ulmer, Terence Fisher, Freddie Francis, Vincent Price, los monstruos, las maldiciones, los bichos gigantes producto del horror radioactivo, los ladrones de cuerpos, los vampiros, los castillos góticos...
Es la generación de John Carpenter, Wes Craven, Tobe Hooper, David Cronenberg, y por supuesto Joe Dante, quien al igual que sus coetáneos, cada uno a su manera, utilizará aquellas influencias para, años después, plantear una reinvención de los códigos clásicos del género al tiempo que un sentido tributo desde la autoconsciente nostalgia, fundamental en su "Piraña", que gracias a esa característica mirada se situó en una liga muy diferente del "Tiburón" de Spielberg (sin dejar de ser su versión "exploitation" descarada) y logró hacer, bajo la producción de Corman, una inmejorable taquilla. Eso fue el trampolín para un proyecto mucho mayor, llegado de rebote.
Ya en la década de los '80 han vuelto con energía tanto "zombies" como alienígenas o vampiros, pero los señores de Avco Embassy sienten la necesidad de traer de vuelta a uno de los iconos de antaño, el hombre-lobo, aún con el perpetuo rostro maquillado de Chaney Jr., olvidado para las jóvenes generaciones; no sabía Dante que su obra sería todo un referente para éstos. En una producción que se atrasa, cambia de director, se reescribe y se mantiene la idea de la siniestra y perturbadora novela "The Howling", del experto en horror contemporáneo de King, Gary Brandner, no así pasará por ciertos cambios tras ser contratados aquél y su colaborador John Sayles.
En realidad pasa por el filtro de Dante y todo su pequeño gran universo. Hay pocos elementos que se respeten desde el muy engañoso inicio; la débil ama de casa Karyn por la intrépida reportera Karen, a quien da vida esa cargante Dee Wallace que nunca fue plato de mi gusto. Es un acierto que la historia se cuenta desde el seno de un estudio de televisión para discernir el punto de vista de la realidad y el de la ficción, preparado y manipulado para las masas, una historia que por el momento poco tiene de terror, más bien se asienta sobre las bases de un "psycho-thriller" con aroma a Scorsese, el temprano Argento o DePalma.
Apreciable en su atmósfera sórdida, voyeur y malsana, cuyas principales obsesiones son el miedo y el sexo, o, más bien, la pulsión de cada uno y la forma en que influyen en la consciencia para despertar un "yo" desconocido; esta aproximación psicológica, inesperada, viene de la mano del doctor Waggner (buen homenaje al homónimo cineasta), y otorga al film una gravedad y reflexión más propia del horror de la década anterior. La violación y el aborto del ama de casa del libro nunca suceden aquí, y Karen, como transmutada en la heroína de un "slasher" en su clímax final, es rescatada y el psicópata derribado a tiros.
Mucho antes hemos visto al mismísimo Corman entrando en una cabina. La historia empieza realmente, y a partir de dos tramas paralelas protagonizadas por dos parejas, compañeros del noticiero: Bill y Karen y Chris y Terry, donde la segunda parece captar más interés, pues sigue de cerca las pesquisas acerca del fallecido Eddie y dispara el suspense tras dos incidentes, la desaparición de su cadáver del depósito y el descubrimiento de su talento para el dibujo y su aberrante afición por los hombres-lobo. La primera reproduce el viaje de los Karyn y Roy literarios para escapar del trauma sufrido y buscar un refugio alejado.
Dante y Sayles (al que vemos de tanatopractor en el depósito) dan más verosimilitud a esto (la llegada y decisión en el libro del matrimonio de permanecer en ese pueblo aislado y rural, propio de King, no tiene mucho sentido) al conectarlo con los presentados personajes del acosador y el psicólogo, curiosamente dueño de la "colonia de terapia" donde van a parar Bill y Karen.
Desde luego un lugar inquietante con John Carradine de desolado suicida (Erle) o Elisabeth Brooks de promiscua ardiente (Marsha, similar a su versión literaria), lugar de misterio, grima y sensaciones a flor de piel, con el mar a un lado y las montañas al otro, sin escapatoria posible.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
...Aunque eso no lo será todo; director y guionista juegan de maravilla con las más conocidas claves del género y a través suyo lo desmantelan y transforman en otra cosa muy distinta y más personal. El primero, haciendo alarde de su humor socarrón, deja en suspenso la resolución mientras la ficción televisiva sirve para seguir preservando el aspecto legendario del tema, susceptible de ser tomado como realidad por ese público más que acostumbrado a los cuentos, el cine y la manipulación de los medios.
¿El anuncio de un apocalipsis en la línea de Romero pero con hombres-lobo en lugar de "zombies"? La esencia está ahí. Por su parte, "Aullidos" gana a su versión literaria debido a las grandes diferencias que las separan, y es lo que afianza el prestigio del director, aun siendo un éxito de taquilla moderado, nada en comparación con la homóloga obra de Landis, pero conforma, junto a "Lobos Humanos" y "Miedo Azul", una tetralogía imprescindible para entender la importancia de los olvidados licántropos durante el panorama cinematográfico de la década de los '80.
El cambio se empieza a promover, y ha llegado el día de que formen parte de nuestra sociedad civilizada...
Interesante concepto jamás ofrecido hasta ahora, y que llega en el momento y el lugar oportunos. Su responsable pertenece a una generación de cineastas que creció con la televisión y las películas, siendo esas enmarcadas en el terror las que posaron más influencias sobre ellos; los afortunados que de jovencitos descubrieron cosas como la Hammer, Roger Corman, Lon Chaney Jr., Universal, Edgar Ulmer, Terence Fisher, Freddie Francis, Vincent Price, los monstruos, las maldiciones, los bichos gigantes producto del horror radioactivo, los ladrones de cuerpos, los vampiros, los castillos góticos...
Es la generación de John Carpenter, Wes Craven, Tobe Hooper, David Cronenberg, y por supuesto Joe Dante, quien al igual que sus coetáneos, cada uno a su manera, utilizará aquellas influencias para, años después, plantear una reinvención de los códigos clásicos del género al tiempo que un sentido tributo desde la autoconsciente nostalgia, fundamental en su "Piraña", que gracias a esa característica mirada se situó en una liga muy diferente del "Tiburón" de Spielberg (sin dejar de ser su versión "exploitation" descarada) y logró hacer, bajo la producción de Corman, una inmejorable taquilla. Eso fue el trampolín para un proyecto mucho mayor, llegado de rebote.
Ya en la década de los '80 han vuelto con energía tanto "zombies" como alienígenas o vampiros, pero los señores de Avco Embassy sienten la necesidad de traer de vuelta a uno de los iconos de antaño, el hombre-lobo, aún con el perpetuo rostro maquillado de Chaney Jr., olvidado para las jóvenes generaciones; no sabía Dante que su obra sería todo un referente para éstos. En una producción que se atrasa, cambia de director, se reescribe y se mantiene la idea de la siniestra y perturbadora novela "The Howling", del experto en horror contemporáneo de King, Gary Brandner, no así pasará por ciertos cambios tras ser contratados aquél y su colaborador John Sayles.
En realidad pasa por el filtro de Dante y todo su pequeño gran universo. Hay pocos elementos que se respeten desde el muy engañoso inicio; la débil ama de casa Karyn por la intrépida reportera Karen, a quien da vida esa cargante Dee Wallace que nunca fue plato de mi gusto. Es un acierto que la historia se cuenta desde el seno de un estudio de televisión para discernir el punto de vista de la realidad y el de la ficción, preparado y manipulado para las masas, una historia que por el momento poco tiene de terror, más bien se asienta sobre las bases de un "psycho-thriller" con aroma a Scorsese, el temprano Argento o DePalma.
Apreciable en su atmósfera sórdida, voyeur y malsana, cuyas principales obsesiones son el miedo y el sexo, o, más bien, la pulsión de cada uno y la forma en que influyen en la consciencia para despertar un "yo" desconocido; esta aproximación psicológica, inesperada, viene de la mano del doctor Waggner (buen homenaje al homónimo cineasta), y otorga al film una gravedad y reflexión más propia del horror de la década anterior. La violación y el aborto del ama de casa del libro nunca suceden aquí, y Karen, como transmutada en la heroína de un "slasher" en su clímax final, es rescatada y el psicópata derribado a tiros.
Mucho antes hemos visto al mismísimo Corman entrando en una cabina. La historia empieza realmente, y a partir de dos tramas paralelas protagonizadas por dos parejas, compañeros del noticiero: Bill y Karen y Chris y Terry, donde la segunda parece captar más interés, pues sigue de cerca las pesquisas acerca del fallecido Eddie y dispara el suspense tras dos incidentes, la desaparición de su cadáver del depósito y el descubrimiento de su talento para el dibujo y su aberrante afición por los hombres-lobo. La primera reproduce el viaje de los Karyn y Roy literarios para escapar del trauma sufrido y buscar un refugio alejado.
Dante y Sayles (al que vemos de tanatopractor en el depósito) dan más verosimilitud a esto (la llegada y decisión en el libro del matrimonio de permanecer en ese pueblo aislado y rural, propio de King, no tiene mucho sentido) al conectarlo con los presentados personajes del acosador y el psicólogo, curiosamente dueño de la "colonia de terapia" donde van a parar Bill y Karen.
Desde luego un lugar inquietante con John Carradine de desolado suicida (Erle) o Elisabeth Brooks de promiscua ardiente (Marsha, similar a su versión literaria), lugar de misterio, grima y sensaciones a flor de piel, con el mar a un lado y las montañas al otro, sin escapatoria posible.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
...Aunque eso no lo será todo; director y guionista juegan de maravilla con las más conocidas claves del género y a través suyo lo desmantelan y transforman en otra cosa muy distinta y más personal. El primero, haciendo alarde de su humor socarrón, deja en suspenso la resolución mientras la ficción televisiva sirve para seguir preservando el aspecto legendario del tema, susceptible de ser tomado como realidad por ese público más que acostumbrado a los cuentos, el cine y la manipulación de los medios.
¿El anuncio de un apocalipsis en la línea de Romero pero con hombres-lobo en lugar de "zombies"? La esencia está ahí. Por su parte, "Aullidos" gana a su versión literaria debido a las grandes diferencias que las separan, y es lo que afianza el prestigio del director, aun siendo un éxito de taquilla moderado, nada en comparación con la homóloga obra de Landis, pero conforma, junto a "Lobos Humanos" y "Miedo Azul", una tetralogía imprescindible para entender la importancia de los olvidados licántropos durante el panorama cinematográfico de la década de los '80.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Entonces es cuando ambos argumentos toman un camino decisivo sin vuelta atrás para sus parejas protagonistas y llevando el guión a otro nivel las ideas planteadas, cuyas miras se amplían y vuelven complejas, y es que Dante y Sayles utilizan de un modo muy ingenioso el tema de la licantropía, aprovechando al máximo su iconografía "pop" en una aventura de fantasía (la de Chris y Terry) y al tiempo extrayendo de ella un interesante comentario sobre la naturaleza humana, los instintos oprimidos y la estrecha relación entre la transmisión del "virus licántropo" y su liberación (Bill, pacífico vegetariano al que le brota su verdadero "yo", un agresivo carnívoro, tras el primer ataque).
Esto da un toque tal vez más británico que norteamericano al film (las apreciables influencias de Fisher, Hessler o Francis en ambientación y puesta en escena) y aproxima su intriga, aunque de una manera menos incisiva y cerebral, a terrenos "cronenbergianos", tanto más cuanto que la acción se desarrolla en esa comunidad tan habitual del imaginario del canadiense, comunidad de extraños individuos al margen de una sociedad que prefiere ignorarlos o despreciarlos, y cuyas habilidades los hace superiores al resto pero a la vez los aísla y deshumaniza (recordemos a aquellos "scanners").
Aquí los licántropos siguen siendo objeto de leyenda en el mundo exterior (desmitificada a tiempo y con ácido sarcasmo por ese impagable Dick Miller, obligatorio en el casting de Dante), mientras desde el interior de la "colonia", a base de terapias en las que por desgracia no se profundizan nada, hacen lo posible para controlar su "enfermedad" e intentar ser más humanos, si bien en última instancia fracasan y admiten las diferencias con éstos, para terminar revelándose sus enemigos naturales, a quienes conquistar y domesticar (y no al revés, como pretendía el doctor, un humano, ajeno a su mundo e incapaz de formar parte de él).
Confluye la parte de aventura en un tramo final que, aun resultando algo previsible, consigue estrechar el cerco alrededor de la protagonista y hace la atmósfera, acorde con el tono de King y Cronenberg, realmente asfixiante; las balas de plata de la leyenda para seguir separando la sociedad licántropa de la humana. Dante, que a diferencia de sus coetáneos se especializará en cine de sabor cómico y familiar, maneja las exposiciones del horror cual maestro del suspense clásico, arrastrando a sus personajes hacia espacios de cierta configuración irreal (la casa de Marsha, deudora directa de "La Matanza de Texas") y atrapándonos a su lado frente a la desconocida amenaza, que emerge desde las sombras.
La banda sonora tan habitualmente melodramática de Pino Donaggio es de vital importancia, tanto como el espectáculo de puro horror logrado por el gran trabajo de maquillaje de Joe Beserra y de efectos especiales del joven Rob Bottin, quien después sería contratado para desplegar su enfermiza imaginación en "La Cosa". Ya lo hace aquí sustituyendo a Rick Baker, exiliado a trabajar en "Un Hombre-lobo Americano en Londres"; las detallistas y espantosas mutaciones a base de efectos artesanales e inteligentes trucos visuales es por lo que al fin y al cabo sería recordada la película para la posteridad...
Esto da un toque tal vez más británico que norteamericano al film (las apreciables influencias de Fisher, Hessler o Francis en ambientación y puesta en escena) y aproxima su intriga, aunque de una manera menos incisiva y cerebral, a terrenos "cronenbergianos", tanto más cuanto que la acción se desarrolla en esa comunidad tan habitual del imaginario del canadiense, comunidad de extraños individuos al margen de una sociedad que prefiere ignorarlos o despreciarlos, y cuyas habilidades los hace superiores al resto pero a la vez los aísla y deshumaniza (recordemos a aquellos "scanners").
Aquí los licántropos siguen siendo objeto de leyenda en el mundo exterior (desmitificada a tiempo y con ácido sarcasmo por ese impagable Dick Miller, obligatorio en el casting de Dante), mientras desde el interior de la "colonia", a base de terapias en las que por desgracia no se profundizan nada, hacen lo posible para controlar su "enfermedad" e intentar ser más humanos, si bien en última instancia fracasan y admiten las diferencias con éstos, para terminar revelándose sus enemigos naturales, a quienes conquistar y domesticar (y no al revés, como pretendía el doctor, un humano, ajeno a su mundo e incapaz de formar parte de él).
Confluye la parte de aventura en un tramo final que, aun resultando algo previsible, consigue estrechar el cerco alrededor de la protagonista y hace la atmósfera, acorde con el tono de King y Cronenberg, realmente asfixiante; las balas de plata de la leyenda para seguir separando la sociedad licántropa de la humana. Dante, que a diferencia de sus coetáneos se especializará en cine de sabor cómico y familiar, maneja las exposiciones del horror cual maestro del suspense clásico, arrastrando a sus personajes hacia espacios de cierta configuración irreal (la casa de Marsha, deudora directa de "La Matanza de Texas") y atrapándonos a su lado frente a la desconocida amenaza, que emerge desde las sombras.
La banda sonora tan habitualmente melodramática de Pino Donaggio es de vital importancia, tanto como el espectáculo de puro horror logrado por el gran trabajo de maquillaje de Joe Beserra y de efectos especiales del joven Rob Bottin, quien después sería contratado para desplegar su enfermiza imaginación en "La Cosa". Ya lo hace aquí sustituyendo a Rick Baker, exiliado a trabajar en "Un Hombre-lobo Americano en Londres"; las detallistas y espantosas mutaciones a base de efectos artesanales e inteligentes trucos visuales es por lo que al fin y al cabo sería recordada la película para la posteridad...