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Voto de baucita:
10
7,2
27.337
Drama. Romance
Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella ... [+]
1 de octubre de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez soñé que entre tanta pretenciosidad en el arte en particular y en el mundo en general, hubiera alguien capaz de demostrar que lo mejor de la vida, lo que recordamos, lo que amamos, lo que buscamos, no es inalcanzable y no es material.
Lo que buscamos es nuestra esencia, y ésta se revela en la belleza que creamos juntos. Lo que nos hace grandes es aquello que cada ser humano es capaz de expresar y compartir, aunque sólo sea un instante, aunque sólo sea una vez.
La diferencia entre una obra y una obra de arte es la magia de su creador, que puede nacer de su amor, o de su desamor, de su orgullo o de su decepción, pero en todo caso de sus vivencias. Y de las experiencias narradas o cantadas con transparente sinceridad surge un inesperado deleite sin parangón en el cine musical. En cuanto empieza a sonar la melodía de este filme, las notas se deslizan suavemente por la piel, acariciantes, erizan el vello en un festival extático para los sentidos.
La magia de Glen Hansard es abrumadora, como también lo es la de Marketa Irglova. Pero la magia de ambos, unidos, es absolutamente irresistible. Su exquisita sensibilidad, la intensidad de su sentimiento, su amor transparente por la música y su humildad, inevitablemente, hechizan tu alma.
Lo que buscamos es nuestra esencia, y ésta se revela en la belleza que creamos juntos. Lo que nos hace grandes es aquello que cada ser humano es capaz de expresar y compartir, aunque sólo sea un instante, aunque sólo sea una vez.
La diferencia entre una obra y una obra de arte es la magia de su creador, que puede nacer de su amor, o de su desamor, de su orgullo o de su decepción, pero en todo caso de sus vivencias. Y de las experiencias narradas o cantadas con transparente sinceridad surge un inesperado deleite sin parangón en el cine musical. En cuanto empieza a sonar la melodía de este filme, las notas se deslizan suavemente por la piel, acariciantes, erizan el vello en un festival extático para los sentidos.
La magia de Glen Hansard es abrumadora, como también lo es la de Marketa Irglova. Pero la magia de ambos, unidos, es absolutamente irresistible. Su exquisita sensibilidad, la intensidad de su sentimiento, su amor transparente por la música y su humildad, inevitablemente, hechizan tu alma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cada escena destila sencillez, con la que se entreteje una historia que cala por su franqueza. Muchas de ellas dibujan en el rostro del espectador una sonrisa: desde el primer momento, en que a Glen intentan robarle las monedas durante su recital callejero (el supuesto ladrón salió muy mal parado, por cierto), pasando por la mágica unión musical de los protagonistas en la tienda de instrumentos musicales bajo la cautivada mirada del vendedor, o el revelador paseo en moto, o el concierto improvisado con otros talentos. Y culminando en la impagable escena final en la que Glen regala a Marketa parte de su futuro en forma de piano.
Su pasión se desarrolla con naturalidad, aunque es ineluctable, con intensidad, pero con contención, con la brevedad de un instante de eternidad. Y es tan especial porque sucede sólo una vez.
Su pasión se desarrolla con naturalidad, aunque es ineluctable, con intensidad, pero con contención, con la brevedad de un instante de eternidad. Y es tan especial porque sucede sólo una vez.