Una de las películas que cuando la vi por primera vez, por allá en el ya lejano año 2000 me saco un par de risas y ya por aquel entonces por más que intenté darle algo de "credibilidad" a semejante argumento (un tipo que no quiere casarse, pero se ve obligado a hacerlo) le verdad es que es casi imposible tomárselo como una posibilidad real siquiera.

Ya desde ese punto, podría decir que el director Gary Sinyor lleva la premisa de "The Bachelor" al lado cómico desde el inicio mismo, sin mucho tacto o peor aún tener pretensiones de querer "parecerse" a la obra maestra de Buster Keaton, con la que comparte un arranque similar.

Sin embargo hay ciertos (y hasta cuestionables detalles) por los que esta comedia de estrenarse hoy, se regarían auténticos "ríos de tinta" (en redes sociales ardería en una hoguera literalmente) pero el más "descarado" es la visión machista que mantiene el protagonista (un atolondrado Chris O'Donnell) y sus colegas durante casi todo el metraje.

Es cierto que tampoco es que el guión de Steve Cohen ayude mucho, pero al menos si logra en determinados tramos un humor bastante negro sobre "la importancia" del matrimonio (entiéndase americano) burlándose de su significado, que me imagino ese era el objetivo principal del film, pero al final se cola un rancio mensaje de su "importancia" que para los tiempos que corrían ya no era tan grande, y ahora, pues lo es menos todavía.

Sobre el reparto destacar también a Renée Zellweger (que poco a poco empezaba una carrera en ascenso) junto a Hal Holbrook (con las lineas más punzantes y un diálogo en especial que sonrojaría a más de un padre de familia) James Cromwell, Artie Lange, Ed Asner, Marley Shelton, Peter Ustinov y los cameos de Mariah Carey, Jennifer Esposito y de una desternillante participación de Brooke Shields que me saco varias carcajadas.

Casi me olvido, en la banda sonora suena la canción "It Must Be Love" del grupo Madness, belleza de tema musical.

Para ver y tirar "la peli".