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Voto de Espilberg:
7
5,4
3.227
Fantástico. Acción. Comedia
Adaptación a la gran pantalla del popular cómic de Bob Kane, que ese mismo año y con los mismos protagonistas conocía una exitosa versión en formato de serie de televisión que duraría dos años en la pequeña pantalla. Batman y Robin se enfrentan a un grupo de criminales entre los que se encuentran sus eternos rivales Joker y El Pingüino, quienes se han apoderado de un sofisticado artilugio para dominar el mundo. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2008
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos la serie de Batman de los 60 asesinó al personaje: una burla, una sátira despreciable, una serie absurda que no debería ser aceptada por ningún bat-maníaco...
¿Qué queréis que os diga? Que esta película me gusta. Que a veces no es malo reírnos de lo que nos gusta. Y que así era el Batman de los 60.
Ante todo, la película es un cachondeo de principio a fin. En una época tan psicodélica como los 60 esta película se siente como pez en el agua. Y, al verla, tenemos que tener eso presente: forma parte de otra época. Aunque se puede disfrutar, y mucho, en la actual.
No busquéis sentido, o excelentes personajes, o profundidad. Aquí solo hay buenos buenísimos y malos malísimos luchando sin descanso. Y mucho, muchísimo humor absurdo: son desternillantes momentos como la pelea contra el tiburón de plástico, la boya magnética, las apariciones de la máquina de deshidratación, el helicóptero que cae en la gomaespuma ("lo he visto de reojo"...), el submarino pingüino, el helicóptero con alas de murciélago, el ataque el la bat-cueva... Y, además, los diálogos: ver a Robin adivinar los acertijos de Acertijo (y a Batman unir las respuestas, éso no tiene precio...), el "delfín suicida", los diálogos en la comisaría, "¡Por el mago Merlín! ("¡Holy wizard Melin!" en la versión original)...
Pero esta película no es una sucesión de gags sin más: me sorprendí al ver que había una historia detrás, una base muy sólida, una trama bien hecha sobre la que se desarrollan todos los chistes. Esta trama no es más que un capítulo largo, que encuentra una buena historia sobre la que hacer un largometraje: una historia con la potencia y la fuerza suficiente como para que no parezca un capítulo más muy estirado. Por lo menos se nota que la intención fue hacer una película, no un capítulo más.
En el guión también cabe sitio para la parodia, desde la política (la conversación entre Kitka y Bruce sobre la Guerra Fría, las escenas en la ONU, o el momento final en la bat-cueva mientras manipulan el polvo de colores) hasta la sexual (impagable ese momento y ese diálogo en el apartamento), en situaciones algo ingenuas pero igualmente traviesas.
Y si alguno cree que esta película es una burla a Batman, se olvida de un detalle: Batman en los 60 era así. Era un Batman que en la portada se ponía trajes de los siete colores del arcoiris, un Batman que luchaba con una flechas contra un dinosaurio, un Batman que se enfrentaba a enemigos como el Hombre Polilla (que volaba sujeto a un cable de acero)... Es decir, nada de lo que vemos en la película es un fiel ejemplo de cómo era Batman en la década de los 60.
Así, entre situaciones de carnaval y chiste, la película se desarrolla en hora y media, tiempo más que suficiente para contar con todos los líos posibles este enredo: da la sensación de que la película dura más de lo que en realidad dura. Ayuda mucho la divertida BSO y la eficaz dirección de Leslie H. Martinson, dentro de lo que cabe .
¿Qué queréis que os diga? Que esta película me gusta. Que a veces no es malo reírnos de lo que nos gusta. Y que así era el Batman de los 60.
Ante todo, la película es un cachondeo de principio a fin. En una época tan psicodélica como los 60 esta película se siente como pez en el agua. Y, al verla, tenemos que tener eso presente: forma parte de otra época. Aunque se puede disfrutar, y mucho, en la actual.
No busquéis sentido, o excelentes personajes, o profundidad. Aquí solo hay buenos buenísimos y malos malísimos luchando sin descanso. Y mucho, muchísimo humor absurdo: son desternillantes momentos como la pelea contra el tiburón de plástico, la boya magnética, las apariciones de la máquina de deshidratación, el helicóptero que cae en la gomaespuma ("lo he visto de reojo"...), el submarino pingüino, el helicóptero con alas de murciélago, el ataque el la bat-cueva... Y, además, los diálogos: ver a Robin adivinar los acertijos de Acertijo (y a Batman unir las respuestas, éso no tiene precio...), el "delfín suicida", los diálogos en la comisaría, "¡Por el mago Merlín! ("¡Holy wizard Melin!" en la versión original)...
Pero esta película no es una sucesión de gags sin más: me sorprendí al ver que había una historia detrás, una base muy sólida, una trama bien hecha sobre la que se desarrollan todos los chistes. Esta trama no es más que un capítulo largo, que encuentra una buena historia sobre la que hacer un largometraje: una historia con la potencia y la fuerza suficiente como para que no parezca un capítulo más muy estirado. Por lo menos se nota que la intención fue hacer una película, no un capítulo más.
En el guión también cabe sitio para la parodia, desde la política (la conversación entre Kitka y Bruce sobre la Guerra Fría, las escenas en la ONU, o el momento final en la bat-cueva mientras manipulan el polvo de colores) hasta la sexual (impagable ese momento y ese diálogo en el apartamento), en situaciones algo ingenuas pero igualmente traviesas.
Y si alguno cree que esta película es una burla a Batman, se olvida de un detalle: Batman en los 60 era así. Era un Batman que en la portada se ponía trajes de los siete colores del arcoiris, un Batman que luchaba con una flechas contra un dinosaurio, un Batman que se enfrentaba a enemigos como el Hombre Polilla (que volaba sujeto a un cable de acero)... Es decir, nada de lo que vemos en la película es un fiel ejemplo de cómo era Batman en la década de los 60.
Así, entre situaciones de carnaval y chiste, la película se desarrolla en hora y media, tiempo más que suficiente para contar con todos los líos posibles este enredo: da la sensación de que la película dura más de lo que en realidad dura. Ayuda mucho la divertida BSO y la eficaz dirección de Leslie H. Martinson, dentro de lo que cabe .
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En actuaciones, todas cumplen: Adam West es un buen Bruce Wayne (aunque en aspecto; en esta película no se luce mucho), aunque como Batman... dejésmoslo en que ahce gracia. Al igual Robin, con el que no puedo evitar reír. César Romero es un excelente Joker, el Joker bufón. Lee Meriwether da vida a una pérfida Catwoman demostrando sus "dotes" de imitación de acentos (y para darse cuenta es necesaria la versión original; su voz varía del acento ruso a uno más felino).
Por sorprendente que sea, aunque las peleas sean patéticas (por moemntos se ve que los puñetazos no son reales) son muy trepidantes: son un caos de puñetazos, muebles rotos y enemigos tirados en el suelo. En la pelea final se pierde un poco la gracia, pero esto se suple perfectamente con la aparición de las onomatopeyas en la pantalla, en uno de los mejores momentos de la película.
De verdad, esta película no se puede describir de modo serio. Es una película que une lo cutre con lo divertido, que hace de lo ridículo algo sólido y presente en la pantalla.
Todo: los pequeños detalles, las situaciones, los diálogos, el vestuario (con los trajes de terciopelo con arrugas y antifaces baratos, o el traje de purpurina negra de Catwoman), los instrumentos con su cartelito correspondiente (la bat-escalera con el cartelito abajo...), el atrezzo (como los inventos de Batman, que siempre tiene uno para cada situación, sea cual sea; o el periscopio pingüino con una baderita pirata), el maquillaje de César Romero cubriéndole el bigote... Una película de serie B. Una película denominada "de culto". Y estoy de acuerdo: riámonos de Batman sin caer en los típicos chistes (sí, ya sabeis cuáles). Si esta película os pilla de buen humor, os habrá conquistado; si no, dadle otra oportunidad. Comedia y sátira en estado puro.
Lo mejor:
-"Hay días en los que uno no puede deshacerse de una bomba".(¡Esa orquesta...!)
-¡El tiburón asesino!
-Su irreal y fabuloso sentido del humor y la parodia.
-Las peleas. Todas.
Lo peor:
-Que no te llegue; quizás debas darle otra oportunidad.
Por sorprendente que sea, aunque las peleas sean patéticas (por moemntos se ve que los puñetazos no son reales) son muy trepidantes: son un caos de puñetazos, muebles rotos y enemigos tirados en el suelo. En la pelea final se pierde un poco la gracia, pero esto se suple perfectamente con la aparición de las onomatopeyas en la pantalla, en uno de los mejores momentos de la película.
De verdad, esta película no se puede describir de modo serio. Es una película que une lo cutre con lo divertido, que hace de lo ridículo algo sólido y presente en la pantalla.
Todo: los pequeños detalles, las situaciones, los diálogos, el vestuario (con los trajes de terciopelo con arrugas y antifaces baratos, o el traje de purpurina negra de Catwoman), los instrumentos con su cartelito correspondiente (la bat-escalera con el cartelito abajo...), el atrezzo (como los inventos de Batman, que siempre tiene uno para cada situación, sea cual sea; o el periscopio pingüino con una baderita pirata), el maquillaje de César Romero cubriéndole el bigote... Una película de serie B. Una película denominada "de culto". Y estoy de acuerdo: riámonos de Batman sin caer en los típicos chistes (sí, ya sabeis cuáles). Si esta película os pilla de buen humor, os habrá conquistado; si no, dadle otra oportunidad. Comedia y sátira en estado puro.
Lo mejor:
-"Hay días en los que uno no puede deshacerse de una bomba".(¡Esa orquesta...!)
-¡El tiburón asesino!
-Su irreal y fabuloso sentido del humor y la parodia.
-Las peleas. Todas.
Lo peor:
-Que no te llegue; quizás debas darle otra oportunidad.