Incesantes escenas de acción, planos rodados de una manera que parecen imposibles, efectos técnicos deslumbrantes... Sí, todo eso, y me ha gustado mucho. Ahora que se acerca una nueva película de Bond, esta nueva entrega de Misión imposible se ve con un agrado enorme. Es tópica y típica, cierto, pero engancha, engancha mucho.

Cruise se mete en el papel de Ethan de forma magistral, y las escenas de alto riesgo las rodo el, sin ningún doble, cosa que aun hace más interesante la película. Antes he mencionado a Bond. Lo he hecho no por casualidad o por oportunismo, ya que Ethan me parece el contrapunto ideal al sofisticado agente inglés. Este es flemático (con Craig cada vez menos), educado y con un savoir-faire con las mujeres inigualable. El americano es tosco, arriesgado, inoportuno.

Son dos héroes contrapuestos con un fin común, eliminar la amenaza terrorista.
Si bien es cierto que la primera entrega de la saga es la que tiene más calidad, esta tiene más acción, más emoción. Estamos delante de una película que, para los amantes del cine de acción, debe estar en los estantes de su videoteca.