Sin duda estamos ante la era del cine de superhéroes basado en cómic, en todas sus variantes, incluida, claro, la imitación cómica del universo Marvel. Ejemplos ya ha habido, en especial en el cine USA, pero esta película tiene un tono castizo, costumbrista, que la hace diferente.

Es ese su punto fuerte, la comicidad, la relación entre el personaje de Javier Rey y Brays Efe, ambos más que solventes, las referencias a personajes y títulos del cómic que harán las delicias de los muy cafeteros y avezados en ese mundo. Si hubiera profundizado más en ese sentido, la película sería más de lo que es.

Flojea en cambio en la parte de suspense, de película policiaca, ya que la trama no se sostiene y algún personaje no está bien perfilado, en especial el de Alterio. Tampoco el de Echegui es para tirar cohetes y a Resines se le aprovecha muy poco, lo mismo que las apariciones casi anecdóticas de Areces o Sbaraglia. Quizás si se hubiera construido un guión con más chicha para estos secundarios estaríamos hablando de otra cosa.

Con todo, es una propuesta refrescante, una frikada amena que verdaderamente se agradece como entretenimiento puro y duro.