Siempre gusta ver pelis españolas de género. Al menos son una demostración de que aquí también sabemos hacer películas de terror, cine negro y demás, que no es monopolio de los americanos. Esta película visita lugares comunes, conventos, frailes tenebrosos, entornos solitarios y misteriosos. Mucho chirriar de puertas, aparecidos (niños, que dan más miedo), miradas con doble sentido... Los actores, por encima de la trama, muy por encima. Bien todos los monjes, correcta Lydia Bosch... La producción, incluso notable en cuanto a diseño y medios. Pero la peli, no nos engañemos, es mala, con sinsentidos que ningún espectador puede pasar por alto. No obstante, a mí me gusta Ed Wood y el cutre-cine, y esta es una apuesta con su aquél y un encanto que toda peli de serie B tiene. Flojita, para cinéfilos y freakes.