Loable siempre explorar el cine de género, algo a lo que, gracias a Dios, ya nos estamos acostumbrando, esta cinta de suspense patrio no pasa del aprobado justito o del suspenso alto. Nunca atrapa la trama. No te la crees casi nunca. Portillo cree que poniendo cara de palo puede darle al personaje, antipático ya de por sí, de abogada turbia y sin escrúpulos, un cierto empaque. Fracasa. Totalmente. Dechent y Romero forman un dúo policial más entonado, de lo mejor de la película. Porque, sorprendente, Coronado pasa sin pena de gloria en un papel casi imposible. Se busca la sorpresa final y no se logra, porque a ese final el espectador llega ya aburrido y desinteresado. Prescindible película que, además, está mal dirigida.