Drama con tintes de comedia perfectamente interpretado por un excelso Moretti, acompañado por actores y actrices más que adecuados, en especial en lo que se refiere a la parte femenina. Todo fluye de una manera triste, pero deliciosamente triste, con calma como la que se menciona en el título. Un viudo inesperado, con una hija y una familia, amigos y compañeros de trabajo que asisten, entre sorprendidos y admirados, a la reacción de este hombre ante la pérdida de una mujer a la que, según nos van contando, apenas conocía y apenas amaba. La aparición final de Polansky en un cameo impresionante e innecesario, así como una violenta y muy explícita escena de sexo que no viene a cuento, enturbian una historia bonita, dramática y divertida, todo a un tiempo. No obstante, estamos ante una buena película y ante una interpretación memorable de Moretti.