Si te gusta el cine francés, el cine de personajes y de actores, esta es sin duda una potente propuesta. Filmada a caballo del drama y de la comedia, sus diálogos son buenos, quizás con un exceso de moraleja en cada uno de ellos, pero los actores se sobreponen a esa pizca de azúcar de más. Intensa y maravillosa Cotillard, solvente, como siempre, el magnífico Cluzet y Magimel, Lellouche, Dujardin... todos sin desentonar. Para mí fue toda una sorpresa y una película más que recomendable, siempre que el cine francés no te repela, claro.