La fama, la literatura, el tormento de la creación, todo unido en un personaje que busca escribir y sentirse escritor. Magnífico, otra vez, Javier Gutiérrez, muy bien acompañado por el siempre espectacular De la Torre y una revelación, Adelfa Calvo, en el papel de portera madura, desinhibida y prototipo de sevillana católica, todo a la vez. Sin duda, lo mejor de la película es cómo se describen todos los personajes, cómo se nos muestra la forma de manipularlos para alcanzar el modelo que busca el escritor a través de las paredes de un edificio que le sirven de inspiración ante el terror del papel en blanco. El manipulador que es a su vez víctima de los manipulados y una final de película muy bien llevado, haciendo honor al libro de Javier Cercas en el que se basa. El sorprendido espectador acabará la película con una sonrisa maliciosa en la cara. Qué difícil es crear algo de la nada, señores. Una buena película española, sí señor.