Una película que es una especie de estudio de comportamiento del ser humano llevado al límite, sacándolo del contexto en el que se desenvuelve en su día a día. En este caso, es un apagón generalizado de larga duración el que lleva a Kyle MacLachlan y a la bella Elisabeth Shue a una situación con la que antes nunca hubieran pensado lidiar. Intriga, buenos actores, un guión que discurre lento, muy medido y situaciones más que creíbles que hacen que fácilmente nos podamos poner en la piel de los personajes. Es una buena película que da que pensar, lo cual siempre se agradece. Una pregunta: ¿por qué no reconozco a Michael Rooker hasta los créditos? Y una más ¿qué pasó con la carrera de Elisabeth Shue? Qué desperdicio de actríz, por Dios.