Mucho de este cine, la mayoría, excede siempre de un exceso de pretensiones, un déficit de medios y unos actores semiprofesionales, eso como tres características a sumar a otras muchas. Aquí, pretensiones todas, sí. Medios, mínimos, básicos, nulos casi. Actores, maravillosos. Implicados, Alguno ya algo reconocible ahora. Desde luego, tener buenos actores no basta, no es la fórmula mágica para el primerizo. Y Pérez Toledo maneja a sus actores pero tiene también una historia, una media historia, que se sostiene por y para ellos, sí, pero que tiene algo detrás, la personalidad de quién dirige. La frescura, por favor, se le supone a todo debutante, hay que adornarla y vestirla. Y sí, hay muchos defectos, ese final un tanto pastelero y previsible, algún plano que se hace quizás largo, demasiado sostenido. Con todo, una película, un mediometraje que no hizo que perdiera esa hora invertida.