El mérito principal de esta película es partir de un superhéroe, de una serie de películas sobre mutantes, de un comic, al fin, para llegar a hacer una reflexión tan eficaz como cruel de lo que supone el paso del tiempo y extrapolarlo a cualquiera de los espectadores. También, de paso, se nos muestra una valoración moral de cómo la ciencia puede invadir la moral en busca siempre de ser práctica, de ser incluso rentable. Alimentos transgénicos se mezclan aquí con seres humanos de laboratorio, diseñados para ser aquello que la sociedad requiera.
Una película oscura, de ocaso, en la línea de SIN PERDÓN, con un Lobezno que solo pretende vivir en paz y al que las circunstancias y su propia realidad no le van a dejar. A ratos, cuando se convierte en una road movie y en las escenas de acción, que las hay y bastantes, el espectador puede coger un puñado de palomitas y olvidarse de sus problemas, pero hay otros momentos, muchos, en los que se le induce a pensar en sí mismo y en cómo el transcurrir del tiempo hace a los hombres diferentes. Una película más para padres que para niños y adolescentes, una película madura. Destacar la interpretación de un Hugh Jackman que ya tiene muy poco que demostrar y que, sin duda, está para mucho más que para hacer películas luciendo el torso. Interesante película.