Lo más difícil en la adaptación de una obra del período romántico es lo siguiente:
1-No caer en el desgarro grandilocuente.
2- No caer en la blandenguería cursi.
3- Conseguir que la peña no llore en masa. O sea, una lagrimilla furtiva está bien, pero... ya.
4- Transmitir las emociones eternas con elegancia y belleza artística, y transmitirlas consiguiendo que el espectador sea Jane y que sea Rochester.

Pues bien, Fukunaga consigue todo esto al 100%.
Con una trabajadísima CONTENCIÓN en las interpretaciones de ambos. El uso de la mirada y los silencios...
Y además el físico de los protagonistas es para mí el ideal: una "bella con alma" y con una fuerza interior sin límites. Y un "no guapo" pero guapo, masculino sin excesos y totalmente creíble. Le doy un 10 hasta a los del casting.
La mejor versión que he visto de la obra.
Trabajo y talento.
Visión obligada.