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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Aventuras. Acción. Drama Año 1876. El capitán Nathan Algren es un hombre que sobrevive atormentado por los recuerdos de la Guerra Civil (1861-1865) y de las campañas contra los indios, en las que participó arriesgando su vida. Desde entonces, el mundo ha cambiado radicalmente: el pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio, y el sentido del honor ha desaparecido. En un país muy lejano, otro soldado ve también cómo ... [+]
27 de diciembre de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lealtad es, ante todo, una actitud interior de absoluto respeto a los principios morales y éticos que rigen a una persona. En este sentido, el hombre le debe fidelidad al amor, a la verdad y a la justicia, porque sobre esta tríada se asienta la armonía de las relaciones humanas. Un mundo sin amor tiene un presente agresivo, repulsivo y sin evolución; una convivencia sin verdad, se resquebraja por dentro y se derrumba a pedazos; y una sociedad sin justicia se hunde en el caos. El hombre solo le debe lealtad a una persona (pariente, amigo, socio…), a una raza, a una patria o a una institución, cuando las acciones de éstas se sustentan en aquellos grandes valores, pues, de lo contrario, la defensa de quien viola las leyes cuando éstas son justas; guardar fidelidad a quien pisotea los derechos de los demás y hace afrenta a la dignidad y el respeto que otro(s) se merecen, no es de un hombre leal sino de un cómplice. La lealtad conlleva honradez, nobleza, rectitud… porque como decía el célebre escritor, Charles Dickens, “Los caminos de la lealtad son siempre rectos”.

<<EL ÚLTIMO SAMURÁI>>, es una hermosa plasmación de un ejercicio de lealtad al amor, a la verdad y a la justicia. El título -que sería más fielmente traducible como, “Los Últimos Samuráis”- hace referencia al período de transición entre los antiguos guerreros japoneses y la edad moderna cuando aparecen las armas de fuego como instrumentos de guerra. La historia comienza en 1876 -tiempos de Guerra Civil en Japón- cuando los Estadounidenses pretenden firmar un tratado con los nipones, el cual consiste en capacitar a los soldados del emperador en el manejo de fusiles, cañones y otras armas de fuego, con lo que, de paso, ellos se convertirían en los proveedores de dicha clase de armamento. El joven Emperador Meiji, es un hombre manipulado por su ministro Omura, quien prácticamente dice lo que se hace… pero, el clan samurái que lidera, Katsumoto Morisutoi, está decidido a oponerse al despojo de su cultura, y cuando toman como prisionero al capitán, Nathan Algren, un laureado y aguerrido excombatiente en la Guerra Civil Estadounidense -no muy orgulloso de su pasado al servicio del teniente coronel, George A. Custer- al comenzar a conocer las costumbres de este campamento, algo muy dentro suyo empezará a iluminarse.

Magníficamente ambientada; con una impecable banda sonora de Hans Zimmer; y entre otras cosas, con un lujoso vestuario fielmente reproducido de la época, la historia escrita por John Logan, convertida a guion por el propio director, Edward Zwick, en colaboración con Marshall Herskovitz, se inspiró libremente en Saigo Takamori, un samurái que fuera mariscal de campo en el Ejército Imperial, antes de convertirse en líder de la rebelión.

Ken Watanabe -en su primer rol en un filme americano- nos ofrece una brillante interpretación que conseguirá removernos fibras muy recónditas. A su lado, Tom Cruise –quien también hace las veces de coproductor del filme- será un héroe admirable por su arrojo y su indeclinable persistencia a riesgo de su propia vida. Sus personajes, Katsumoto y Nathan, respectivamente, sí que tienen bien claro en que consiste la Lealtad. Junto a ellos, la bella actriz Koyuki (como Taka), será la mujer que pondrá calor en el alma de quien, paradójicamente, eliminara a su marido. El resto del reparto, ¡impecable!

Podemos terminar diciendo que, la impecable batalla final estuvo basada en la Rebelión de Satsuma en Shiroyama, acaecida el 24 de septiembre de 1877… y de alguna manera, esta batalla se asemeja a la de Little Big Horn (1876), en la que, a manos de las fuerzas unidas de los cheyennes, los lakota y los arapajó, perdieran la vida Custer y 268 soldados del 7° Regimiento de Caballería… solo que, esta vez, los rifles modernos los tenían éstos.

Es bien probable que, algo de la historia de ésta suerte de jidaigeki, haya sido considerado al momento de realizar, “Avatar” (James Cameron, 2009)… pero, ¡bienvenidas siempre las historias de lealtad bien entendida!
Luis Guillermo Cardona
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