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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama A finales del siglo XV, en París conviven un pueblo ignorante, un rey comprensivo, un malvado juez y una organización de mendigos que servirán de comparsas a dos personajes marginados: la gitana Esmeralda y Quasimodo, el jorobado campanero de Notre Dame. (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según se refiere en la novela “Nuestra señora de París” -que el gran escritor francés Victor Hugo, publicara en el año 1831-, fue rebuscando un día en la famosa catedral de Notre Dame que, en una de las torres encontró escrita a mano y en griego, una palabra (ANAΓKH) que, por su carácter amargo y su contenido lamento, lo dejó cavilando durante mucho tiempo. La palabra significa Fatalidad, y según cuenta el autor, fue éste el instante en que surgió en su mente la inspiración para la novela.

Ambientada al final del siglo XV, que también fuera el fin de la Edad media, y durante el reinado de Louis XI en Francia, la historia recrea los profundos tropiezos y la resistencia que, la imprenta y otros cambios culturales que aludían a la tolerancia y al respeto por la diferencia de razas, recibían por parte de los sectores más obtusos de la iglesia y del Estado, con lo cual se retrasaba la paz y la llegada de la verdadera civilización al viejo continente.

Entre estos hechos históricos, transcurrirá entonces la conmovedora y fascinante relación entre la preciosa y coqueta gitana, Esmeralda, y el campanero de la catedral de Notre Dame, el jorobado y sordo Quasimodo. La bella y la “bestia” que terminarán descubriendo los grandes potenciales que guardan sus corazones. Y entre ellos, Claude Frollo, el archidiácono, símbolo del atraso y la auto-represión, cuya presencia quizás traiga a escena la desgracia.

El director William Dieterle - con adaptación de Bruno Frank y guión de Sonya Levien- ha logrado una magnífica plasmación fílmica de la novela de Victor Hugo, manteniéndose bastante fiel a la novela sin dejar, como es habitual, de imprimir su sello personal en algunas escenas y dándole un aire distinto al desenlace para evitar lo predecible. Con una magnífica recreación de época que nos permite ver lo sombría y deplorable que resultaba aquella rezagada sociedad, y magnificando con numerosos detalles aquella legendaria y argótica catedral donde la stella matutina todavía irradia su bondad a quien con fe la mira, “ESMERALDA, LA ZÍNGARA” resulta una película de alta valía contando además con un conjunto de actores plenamente satisfactorio.

Charles Laughton da vida a un Quasimodo -proclamado en la feria como “El rey de los locos”- que consigue llegarnos muy hondo con esa figura en la que la naturaleza pareciera haberse ensañado, pero que por dentro preserva muy altos y admirables sentimientos. Cedric Hardwicke (el memorable obispo de “Los miserables” de R. Boleslawski) es el hombre de iglesia a quien los reclamos de la carne y el ímpetu destructivo, lo doblegarán para siempre. Harry Davenport es el progresista rey Louis XI, cuya generosidad entreverada con su ingenuidad, traerá impensables resultados… Y Maureen O’Hara es una gitana que encaja absolutamente entre lo virginal, con una belleza indescriptible y majestuosa, que nos embriaga por completo en cada primer plano en que podemos apreciarla. De esta manera, nos queda bien fácil entender el sentir de todos aquellos que quedan prendados y obsesionados con su presencia.

Este es el cine que me gusta, porque consigue penetrar hasta las raíces de nuestra esencia humana.

Título para Latinoamérica: “EL JOROBADO DE NOTRE DAME”
Luis Guillermo Cardona
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