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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Intriga Ahmad, un iraní que vive en Alemania desde hace años, regresa de vacaciones a su país natal. Sus amigos de la Universidad celebran su llegada con una excursión de tres días en el mar Caspio. Su amiga Sepideh, que sabe que acaba de divorciarse de una alemana, invita a Elly, la maestra de su hija. Al día siguiente, Elly desaparece sin dejar rastro, y todos culpan a Sepideh por haberla invitado. Poco a poco, la verdad sobre Elly acaba por ... [+]
10 de noviembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pregunta que hacemos en el título, podría responderse con otra pregunta: ¿Podríamos vivir en paz sin Códigos de Conducta Moral? Si los seres humanos -todos-, tuviésemos muy clara la capacidad de escuchar a nuestra conciencia y hacer siempre lo que ésta nos reclama, los Códigos de Conducta Moral carecerían de sentido, pero, como no sucede así, y con frecuencia atendemos más a los impulsos primarios que a la razón y a la sensatez, la sociedad encuentra necesario promover manuales de comportamiento cuyas normas, al ser violadas, producirán sanciones según el grado de la falta. Muchas personas, especialmente en las culturas donde la religión ocupa un lugar preponderante, introyectan de tal manera las normas que les transmite la familia, la escuela y la iglesia en cada momento, que, ante la inobservancia de una regla moral, atraen para sí mismos el castigo sin necesidad de que otro se los aplique, y la observancia permanente de la llamada Ley de Compensación (causa y efecto), les permite comprobar, constantemente, la precisión con la que ésta funciona.

Según sea la religión, hay códigos llevados a tales extremos que, algunas reglas resultan claramente violatorias de los derechos humanos, especialmente en el caso de las mujeres a las que se ha querido mantener subyugadas, y por diversas razones (en la particularidad de aquellos que las redactan que, entre otras cosas, se aseguran la tenencia del poder), las normas se extreman contra ellas al momento de redactarlos.

Cuando se aprecia una película como, <<A PROPÓSITO DE ELLY>>, se comprueba que el código de moral que han aprendido sus personajes bajo el influjo del islamismo, los lleva a tener una altura comportamental del más alto significado (sin que falten las muy humanas transgresiones) y, en general, es en comportamientos de esa índole donde late la civilización y la convivencia como se debe. Sin embargo, al comparar los sentimientos y las actuaciones de Sepideh, Elly, Ahmad, Peyman y demás compañeros, con lo que sentimos y pensamos nosotros, sin duda hallaremos sensibles diferencias que nos hacen sentir más liberales y abiertos. Pero surge otra pregunta: ¿Somos, por ésto, más evolucionados o somos un tanto más libertinos? La cultura que cada uno tenga, le dará la personal -no necesariamente justa- respuesta.

La película del director y guionista iraní, Asghar Farhadi, tan modesta en su narrativa y en su puesta en escena, como profunda en su análisis psicológico, apunta sobre todo al alma, permitiendo que, en cada personaje, aflore un cúmulo de sensaciones y sentimientos que trascienden cualquier cotidianidad, en un simple paseo al mar que, repentinamente, se convierte en tragedia… y creo que no habrá nadie que no sienta que algo le rebulle muy adentro, haciendo vibrar quizás la propia esencia y esa moral aprendida que no siempre funciona como debiera.

Golshifteh Farahani (Sepideh), es la chica llamada a cargar con la culpa esencial (nótese que, en toda la historia, el mayor peso moral recae sobre ellas), pero, su fortaleza interior, quizás le dé sostén para seguir adelante. Shahab Hosseini (Ahmad), es el hombre que vuelve con la esperanza de rehacer su vida, y sin hacerlo aún consciente, quizás guarde un mayor peso del que podamos suponer; y, entre otros, Taraneh Alidoosti (Elly), es la chica que, seguramente, nos motivará la más seria reflexión: ¿Es casual todo aquello que nos sucede?... ¿Atraemos aquello en lo que creemos?... ¿O hay, acaso, un universo de leyes implacables que, indefectiblemente, castiga toda transgresión?

<<A PROPÓSITO DE ELLY>>, confirma ese singular virtuosismo del cine iraní, capaz de llegarnos al alma con las más sencillas historias.
Luis Guillermo Cardona
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