Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Mientras baila en una plaza, la gitana Esmeralda es descubierta por Jehan. Obsesionado por su belleza, el hombre ordenará a Quasimodo, el campanero jorobado de Notre Dame, secuestrarla. Pero cuando Quasimodo es capturado y azotado, Esmeralda será la única que le demuestre su bondad. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde comienzos del siglo XV, hasta finales del siglo XVIII, cuando se produjo la memorable Revolución Francesa (1789-1799) que significó el fin del feudalismo y el absolutismo, el país galo estuvo bajo el dominio de una monarquía clasista y colmada de privilegios, al tiempo que explotaba, reprimía y preservaba en la miseria a las grandes masas, a las que se cobraba insostenibles impuestos. Por fortuna, durante la revolución se socavaron fuertemente los pilares de la Monarquía y el antiguo régimen aristocrático que se sostenía en estrecha connivencia con el clero, comenzó a resquebrajarse tras una severa transformación de las bases administrativas.

Louis XI –llamado El Prudente como, luego, también se conocería a Felipe II de España- fue rey entre 1461 y 1483, y parece que no fue tan prudente, puesto que dedicó su estancia en el poder a procurarse enemigos y detractores entre la nobleza, dados sus afanes de consolidar una monarquía centralista y autoritaria... y quizás, fue por esto que, en busca de nuevos aliados, optó por favorecer a la burguesía, pero, el pueblo solo pasaba por su mente cuando se trataba de incrementar los impuestos para resolver la presión fiscal.

Conocedor al dedillo de la historia de Francia, en 1831, el celebrado escritor, Victor Hugo, publicó su novela, “Notre Dame de París”, y la historia la ambientó en 1482, a finales del reinado de Louis XI y 10 años antes de la llegada de Colón a las Américas. Alrededor de una compleja historia de amor que combina la presencia de una joven y bella gitana llamada, Esmeralda, con la conmovedora presencia de un jorobado bautizado por su padre adoptivo como Quasimodo, por aquello de ser un ser incompleto, el también autor de “Los Miserables”, se propone hacer una precisa descripción de las desigualdades sociales que imperaban en aquellos tiempos… y todo esto queda registrado también en las versiones cinematográficas que se han hecho de la novela.

Aunque otras adaptaciones se habían realizado previamente, es cuando en 1923, Wallace Worsley dirige, <<EL JOROBADO DE NOTRE DAME>>, que por fin, ésta magnífica historia, cobra el reconocimiento que se merece. El guion que escribieran, Edward T. Lowe Jr. y Perley Poore Sheehan, aunque se toma algunas libertades es bastante fiel a la novela y, en lo personal, apruebo las modificaciones y sustracciones realizadas, pues, entiendo perfectamente que Worsley quisiera darle su toque particular (algunos apuntes en los diálogos son estupendos y la escena del poeta, Gringoire, tratando de comer al lado de Phoebus, es muy divertida). Por supuesto, sigo creyendo que ninguna adaptación hasta ahora, supera las obras de ese grandioso escritor que fuera, Victor Hugo.

Lo logrado por el newyorquino Worsley, es, no obstante, de la más alta calidad, y al verla ahora perfectamente restaurada con copia monocromática de diferentes tonos, me gusta mucho más que cuando la vi hace… ya no sé cuántos años. La puesta en escena me sigue resultando magnífica con ese perfecto contraste entre la opulencia impúdica y la miseria absoluta… y ni qué decir que la reconstrucción en Estudio de la Catedral de Notre Dame, es espectacular. Para la época, tuvo el exorbitante costo de 1.5 millones de dólares. La fotografía en blanco y negro da un exacto toque documental a las escenas exteriores (muchos de los extras eran auténticos habitantes de calle) y, en contraste, un perfecto halo de misterio, tragedia y romanticismo, brilla en las interiores.

Y si hablamos de las actuaciones, lo logrado por el actor, Lon Chaney, convirtiendo a Quasimodo en una suerte de deforme hombre-lobo (él mismo diseñó su maquillaje) es altamente efectista y conmovedor, y para enaltecer su actuación, la enriquece con unas acrobacias admirables y con una expresividad que supera cualquier palabra. Ernest Torrence, también luce magnífico como Clopin, el líder de La Corte de los Milagros; y si sabemos ubicarnos en la época, Patsy Ruth Miller, podría ser la más auténtica Esmeralda, pues, es natural como las mujeres humildes del siglo XV, y con sus 18 años en el momento del rodaje y su figura menuda, se ha acercado más que ninguna a la gitana de, Victor Hugo, la cual contaba 16 años.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow