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Voto de Luis Guillermo Cardona:
3
Drama. Romance Guerra Civil norteamericana (1861-1865). John Mc Burney (Clint Eastwood), un soldado yanki malherido es rescatado por una jovencita de una escuela de señoritas del Sur. Se las arregla para llevarle a la escuela, aunque al principio todas las mujeres están aterrorizadas. Cuando empieza a recuperarse, una a una las irá conquistando a todas, y así el ambiente se irá enrareciendo a causa de los celos. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2015
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos años después de que, el escritor y guionista, Michael Wilson, fuera víctima de la burda y abusiva manipulación que tuvo su guion para la película “¡Che!”, otro de Los Diez de Hollywood, Albert Maltz, también iba a padecer en carne propia algo parecido: Junto a Irene Kamp, Maltz se había propuesto la adaptación de la novela, “A Painted Devil” (1966) de Thomas Cullinan, y el resultado había sido una historia pacifista que exaltaba la labor de los ejércitos de la Unión, mediante la historia de un soldado que, en los últimos días de La Guerra de Secesión, resulta herido en las afueras de un internado para niñas en el sur, y tras ser rescatado por una de las jóvenes estudiantes, es atendido allí de sus heridas por un personal exclusivamente femenino. Aunque hay divididas opiniones entre aceptarlo por su lamentable condición o entregarlo a los confederados por tratarse de un enemigo... al fin triunfaban aquí, la vida, la dignidad y la razón.

Pero, cuando el guion fue adquirido por la productora Malpaso -con la cláusula que asegura el derecho a modificarlo-, el director Don Siegel, no tardó en convencer al productor y protagonista, Clint Eastwood, de que la trama de Maltz resultaba demasiado clásica y sus diálogos muy estilizados... y entonces, pensando en que ésta fuera “más excitante, perversa y terrorífica", entregaron el guion a, Claude Traverse, para que añadiera esta suerte de condimentos.

Por inconformidad de, Albert Maltz (quien ya había escrito para el tándem, Siegel-Eastwood, “Two Mules for Sister Sara”), su nombre y el de su compañera aparecieron en los créditos como, John B. Sherry y Grimes Grice, respectivamente, pues, el resultado fue un filme totalmente ajeno a sus propósitos personales.

Una vez más, se rinde culto a la figura de Eastwood, mostrándolo como un seductor irresistible ante el que se hincan por igual las mujeres de 12, 17, 22 o 47 años. En total contradicción con lo que pensaba Maltz, Siegel se propone mostrar a los yanquis antiesclavistas como hipócritas sin moral, y todos los afanes antiguerreristas de la historia original se diluyen hasta convertir a aquellas mujeres (desde la menor hasta la mayor) en seres de una insospechada maldad para castigar el engaño.

Para infortunio de Siegel, la censura de la época no le permitió ser todo lo explícito que hubiera querido, así que, los intereses pedófilos de su protagonista tuvo que reducirlos a un par de ligeros besos; la escena lésbica se redujo a más o menos lo mismo; y lo que pretendía que fuera una despiadada castración, tuvo que descenderla hasta una pierna. Quien desee más de ésto, puede verlo en la reciente, "Hard Candy", que, nada raro, que se hubiera inspirado aquí.

Cuando se ahonda en el filme, tres inexcusables interpretaciones -sugeridas por Siegel-, se tornan posibles:
1. Los yanquis eran unos irresponsables pervertidos.
2. Que no os engañen las caras dulces, porque las mujeres de cualquier edad son unos demonios.
3. No hay nadie realmente digno en este perverso mundo.
Nada edificante. El filme pretende demostrar que la humanidad, en pleno, ha estado siempre en los bajos fondos.

Adenda: Diecisiete años después de rodada esta película, Elizabeth Hartman -quien interpretara a Edwina-, se sumaría a la ya larga lista de actrices que han optado por acabar con su vida, arrojándose de su apartamento en un quinto piso, el 10 de junio de 1987. Tan sólo tres días después, y empujada quizás por la pena moral, la gran actriz, Geraldine Page (Martha Farnsworth, en el filme), se iría tras ella víctima de un infarto.

Título para Latinoamérica: EL ENGAÑO
Luis Guillermo Cardona
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