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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Western. Romance En 1865, una vez terminada la guerra de Secesión, Owen Devereaux (Glenn Ford) un sádico coronel del ejército de la Unión, regresa a su tierra, en Colorado. Allí es recibido como un héroe, junto a su colega y amigo el capitán Del Stewart (William Holden). El coronel Deveraux ha dejado tras de sí un reguero de violencia y de muertes innecesarias. El capitán Stewart teme que el conflicto lo haya trastornado. Caroline Emmet (Ellen Drew), la ... [+]
11 de mayo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mayores estereotipos que pueden hallarse en el cine western del montón, es la enmohecida definición de los Buenos y los Malos, apuntando esto a que, el personaje que lleva la estrella en el pecho (representando a la ley) es el Bueno; y el que rompe con las leyes, es decididamente el Malo. Por suerte, la psicología que, como dijera Hermann Ebbinghaus: “tiene un largo pasado, pero una historia reciente”, pues, es un área del conocimiento humano aceptada apenas como disciplina en el año 1879, ha venido revisando toda suerte de paradigmas y de supuestos aprobados, sin ningún análisis serio, en nuestra sociedad, y ahora, ya muy pocos discuten que, No existen los buenos sin tacha ni los malos malotes, y que en todo ser humano hay un halo de luz y un tinte de oscuridad… aunque en mayores o menores grados pueda advertirse una cosa o la otra, sin que ésto dependa de portar una estrella o de si se actúa sin obedecer ciertas reglas.

Conscientes de esto, los realizadores más calificados han venido apuntando a esta realidad, y es así como han surgido valiosísimas películas de muy variados géneros y, por supuesto, también westerns donde el estudio psicológico es la base central de su historia. “Billy the Kid” (David Miller, 1941) y “Red River” (Howard Hawks, 1948), están entre los primeros títulos que recuerdo ahora, y a ellos se suma, <<EL HOMBRE DEL COLORADO>>, una brillante película que ha dirigido, Henry Levin, en la cual veremos a ese gran actor llamado, Glenn Ford, en un rol antagónico que, además de impactante, es ¡toda una sorpresa!

El guion, escrito por Robert D. Andrews y Ben Maddow, basados en una historia de Borden Chase, hace referencia a un coronel del ejército de la Unión que, justamente, el último día de la Guerra Civil, decide eliminar a un reducto de los Confederados a los que tiene emboscados en algún lugar de Colorado. Son 100 hombres que incluso anuncian su rendición levantando una tela blanca, pero el odio domina al oficial y decide ordenar que los masacren.

Al llegar a su pueblo, el oficial y sus hombres son recibidos con honores… y las fuerzas vivas del pueblo deciden congraciarse con, Owen Devereaux -como se llama el coronel-, y de inmediato lo nombran, Juez Federal. Seguidamente, a su gran amigo de muchas luchas, el capitán Del Stewart, el juez lo nombra Comisario… pero su interés por la misma mujer y las diferencias que tendrán a continuación en su manera de interpretar la justicia y de actuar frente a ciertos hechos, harán que su amistad entre en conflicto.

Entramos así, en una sólida historia que se propone exponer los terribles efectos que producen los traumas de guerra, al tiempo que cuestiona la “justicia” contenida en ciertas leyes que parecen dictadas para servir a los “poderosos”… y de fondo, quedan bien expuestos una serie de hechos que nos harán preguntarnos con razón ¿Quién está haciendo lo justo? ¿Qué es lo correcto y qué lo incorrecto? ¿De qué lado está realmente la Justicia?

La trama -y ciertos personajes como, Caroline, Jericho, el Dr. Merriam… además, claro, de Owen y Del- están bien dotados de matices, y uno siente que está ante una suerte de espejo de la vida donde, las cosas que suceden, siguen –de alguna manera- presentes en tu país, en el mío y, quizás, en muchos más.

Visualmente, la película es muy satisfactoria, y el director, Henry Levin, consigue una dinámica narrativa que sostiene, muy eficazmente, durante 98 minutos. El reparto lo complementan, William Holden, Ellen Drew, Edgar Buchanan, Ray Collins y James Millican, entre otros.

Título para Latinoamérica: SUEÑOS DE ODIO
Luis Guillermo Cardona
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