Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama Primer film en color de Kurosawa. Retrato de un grupo de vecinos de los barrios bajos de Tokio, que usan la imaginación para enfrentarse al desolador panorama de miseria y alcoholismo en el que viven. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegado el año 1950, Akira Kurosawa, era entonces un director grande. Su excelente “Rashomon” había sido reconocido en festivales internacionales, y como resultado del bagaje adquirido, se avendrían títulos tan relevantes como "El Idiota”, “Los siete samuráis”, “Trono de sangre”, “Yojimbo”… hasta llegar a la magistral “Barbarroja”, en el año 1965, la cual le significó un esfuerzo de dos años. Sin embargo, las etapas de bonanza e inspiración no suelen llegar para toda la vida, y en el camino del director japonés comenzó una mala racha en la que le eran rechazados sus proyectos… otros resultaban abortados… y cuando en 1970 pudo realizar “DODESKADEN”, se ve envuelto en una nueva crisis, al enterarse de la escasa acogida que el público y la crítica dan a su película.

“DODESKADEN”, es un filme en la línea de “Los bajos fondos”, en el que la historia se centra en los habitantes de un barrio pobre. Y la visión, marcada sin duda por el sentir del propio Kurosawa en aquellos años, es de un pesimismo rotundo que no consigue aplacar con los escasos esfuerzos de optimismo que intentan refulgir a lo largo de la muy larga historia. Se me da contrastarla con “La sociedad del semáforo” que vi recientemente -y donde también los pobres son los protagonistas-, pero los personajes de este filme colombiano tienen vida, son echados para adelante y se gozan intensamente cada ocasión que la vida les permite. En cambio, el filme de Kurosawa huele a pesares y a derrota, a desencanto de la vida y a injusticia divina. Sus personajes, muy variopintos, donde el más entusiasta es el mimo del tranvía, y el más brillante el horrible, pero cálido y poético padre del niño enfermo, se repiten y repiten, y no hacen nada para que la vida cambie.

Queda plasmada una clase social sin proyectos y sin ambiciones, marcada por el vicio, por la desidia y la deshonestidad… y al final, pareciera que es así como el gran cineasta está viendo la vida… y claro, el público le dará siempre la espalda a cualquier propuesta que tan solo invite a la desesperanza.

Este nuevo fracaso, reboza entonces el desencanto por la existencia que bulle en la mente del director… y un día cercano, decide suicidarse cortándose repetidamente las venas.

Por fortuna, sus familiares y amigos consiguen salvarlo, y una década después, el llamado “emperador” se reconcilia con la vida, y es así como surgen: “Dersú Uzalá”, “Ran” y “Los Sueños de Akira Kurosawa”, obras que enaltecen de nuevo al arte cinematográfico.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow