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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
7,1
1.317
Drama
Primer film en color de Kurosawa. Retrato de un grupo de vecinos de los barrios bajos de Tokio, que usan la imaginación para enfrentarse al desolador panorama de miseria y alcoholismo en el que viven. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegado el año 1950, Akira Kurosawa, era entonces un director grande. Su excelente “Rashomon” había sido reconocido en festivales internacionales, y como resultado del bagaje adquirido, se avendrían títulos tan relevantes como "El Idiota”, “Los siete samuráis”, “Trono de sangre”, “Yojimbo”… hasta llegar a la magistral “Barbarroja”, en el año 1965, la cual le significó un esfuerzo de dos años. Sin embargo, las etapas de bonanza e inspiración no suelen llegar para toda la vida, y en el camino del director japonés comenzó una mala racha en la que le eran rechazados sus proyectos… otros resultaban abortados… y cuando en 1970 pudo realizar “DODESKADEN”, se ve envuelto en una nueva crisis, al enterarse de la escasa acogida que el público y la crítica dan a su película.
“DODESKADEN”, es un filme en la línea de “Los bajos fondos”, en el que la historia se centra en los habitantes de un barrio pobre. Y la visión, marcada sin duda por el sentir del propio Kurosawa en aquellos años, es de un pesimismo rotundo que no consigue aplacar con los escasos esfuerzos de optimismo que intentan refulgir a lo largo de la muy larga historia. Se me da contrastarla con “La sociedad del semáforo” que vi recientemente -y donde también los pobres son los protagonistas-, pero los personajes de este filme colombiano tienen vida, son echados para adelante y se gozan intensamente cada ocasión que la vida les permite. En cambio, el filme de Kurosawa huele a pesares y a derrota, a desencanto de la vida y a injusticia divina. Sus personajes, muy variopintos, donde el más entusiasta es el mimo del tranvía, y el más brillante el horrible, pero cálido y poético padre del niño enfermo, se repiten y repiten, y no hacen nada para que la vida cambie.
Queda plasmada una clase social sin proyectos y sin ambiciones, marcada por el vicio, por la desidia y la deshonestidad… y al final, pareciera que es así como el gran cineasta está viendo la vida… y claro, el público le dará siempre la espalda a cualquier propuesta que tan solo invite a la desesperanza.
Este nuevo fracaso, reboza entonces el desencanto por la existencia que bulle en la mente del director… y un día cercano, decide suicidarse cortándose repetidamente las venas.
Por fortuna, sus familiares y amigos consiguen salvarlo, y una década después, el llamado “emperador” se reconcilia con la vida, y es así como surgen: “Dersú Uzalá”, “Ran” y “Los Sueños de Akira Kurosawa”, obras que enaltecen de nuevo al arte cinematográfico.
“DODESKADEN”, es un filme en la línea de “Los bajos fondos”, en el que la historia se centra en los habitantes de un barrio pobre. Y la visión, marcada sin duda por el sentir del propio Kurosawa en aquellos años, es de un pesimismo rotundo que no consigue aplacar con los escasos esfuerzos de optimismo que intentan refulgir a lo largo de la muy larga historia. Se me da contrastarla con “La sociedad del semáforo” que vi recientemente -y donde también los pobres son los protagonistas-, pero los personajes de este filme colombiano tienen vida, son echados para adelante y se gozan intensamente cada ocasión que la vida les permite. En cambio, el filme de Kurosawa huele a pesares y a derrota, a desencanto de la vida y a injusticia divina. Sus personajes, muy variopintos, donde el más entusiasta es el mimo del tranvía, y el más brillante el horrible, pero cálido y poético padre del niño enfermo, se repiten y repiten, y no hacen nada para que la vida cambie.
Queda plasmada una clase social sin proyectos y sin ambiciones, marcada por el vicio, por la desidia y la deshonestidad… y al final, pareciera que es así como el gran cineasta está viendo la vida… y claro, el público le dará siempre la espalda a cualquier propuesta que tan solo invite a la desesperanza.
Este nuevo fracaso, reboza entonces el desencanto por la existencia que bulle en la mente del director… y un día cercano, decide suicidarse cortándose repetidamente las venas.
Por fortuna, sus familiares y amigos consiguen salvarlo, y una década después, el llamado “emperador” se reconcilia con la vida, y es así como surgen: “Dersú Uzalá”, “Ran” y “Los Sueños de Akira Kurosawa”, obras que enaltecen de nuevo al arte cinematográfico.