Créanme que no siento complacencia alguna cuanto me veo abocado a dejar mal parada una película a la que muchos aplauden... ¡siempre se corre el riesgo de ser uno el equivocado! Pero, si hay algo que determina el carácter, es ser coherente con lo que uno piensa, so pena de tener que irse en contra de la mitad del planeta.

Ya había visto, <<EL COLECCIONISTA>>, y aquella primera vez me motivó muy poco, en parte, porque vi una copia doblada en español de España, y al fulano que dobla a Terence Stamp, apenas le entendí la mitad de lo que dijo. Sea ésta, ocasión para mencionar lo mal que le va en Latinoamérica al cine reciente doblado en la tierra de don Miguel de Cervantes. Siempre que es del caso, y para no meterse en problemas con sus clientes, los dependientes de las videotiendas suelen advertirnos: “Sólo la tenemos en españolete” (con este término se alude al español muy seseado), y el rechazo es inmediato. ¡Y hay que ver los brillantes dobladores que había anteriormente!

Esta segunda vez, y viéndola ya subtitulada, <<EL COLECCIONISTA>>, me ha gustado menos, pero ahora descubro que es porque la historia es como una vieja silla parada en tres patas. Veamos: estamos ante un chico, ex-empleado de banco, quien un día se gana en las quinielas una buena suma de dinero, y entonces, deja el empleo y se compra una casa en las afueras de Londres (una manera harto simplista para justificar este hecho). En una camioneta que también se ha comprado, el chico sale entonces en busca de, Miranda Grey, la joven que, desde hace largos años, lo trae de cabeza. La secuestra y se la lleva para un sitio al lado de su casa, el cual ha acondicionado para que no le falte nada, ¡excepto su libertad!

(A partir de aquí citaré algunas escenas importantes) Desde entonces, el muchacho se manifiesta como una suerte de Norman Bates: neurótico, tímido, ocasionalmente agresivo… y para no parecerse más, profundamente prendado de la chica, a la cual protege y contempla con la obsesiva esperanza de que ella llegue a quererlo. Pero la chica, ¡nanay!, y cada tanto –aunque podría mostrarse mucho más recursiva para ser una “intelectual”- intenta alguna que otra tonta triquiñuela... a la que pronto renuncia, con lo que el clima del filme siempre se viene al piso. Viéndola tan apocada, me imaginaba a, Jodie Foster, en ese rol, y con semejante carcelero, lo habría puesto en su lugar en un par de escenas (¿se acuerdan de, “La Habitación del Pánico"?)

La primera falla estructural, se da recién llegada la chica a su lugar de secuestro, cuando aparece un coronel que dice ser vecino del lugar. Aunque, éste, da motivos para presentir que es un buen sabueso, se traga la manera tan torpe como Freddie resuelve la situación de la bañera, y luego desaparece sin volver a aparecer en el resto del metraje... y el final, ¡bien absurdo!, el chico súperenamorado, dizque cambia de parecer y de sentimientos, y se convierte… en otro de aquellos de los que ya hemos visto bastantes.