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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Thriller. Drama Las Vegas, 1973. Sam "Ace" Rothstein, un profesional de las apuestas, es el eficaz director de un importante casino que pertenece a un grupo de mafiosos. Su misión es controlar el funcionamiento del negocio y garantizar que la corriente de dinero que va a parar a manos de sus jefes siga fluyendo. Las Vegas es un lugar ideal para millonarios y políticos, pero es también lugar de paso de tahúres, prestamistas, traficantes de drogas y ... [+]
11 de agosto de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trabajar para la mafia es una manera de tener poder y hacer mucho dinero… pero este ascenso tiene pronto su caída, y al final, terminas con un titular de primera plana donde se anuncia que estás felizmente muerto o que vas a pudrirte en la cárcel. Por otra parte, escribir sobre la mafia es otra manera de hacer un buen dinero, el ascenso puede mantenerse siempre que sigas contando buenas historias, y cuando todo acabe, podrás ser recordado como un digno y encumbrado escritor que sirvió al reconocimiento y/o desenmascaramiento de este negocio maldito, donde también ha habido gente que nada entre el lodo con la cabeza bien alta.

Entre quienes han trabajado en este terreno, el italo-estadounidense, Nicholas Pileggi, me merece los mayores aplausos, pues, con su libro “Wiseguy” (1986) llevado al cine como “Goodfellas” por Martin Scorsese, logró uno de los más eficaces y contundentes estudios que se hayan hecho del mundo de la mafia y ahora, con “Casino. Love and honor in Las vegas” (1995) -llevada también al cine por Scorsese-, el escenario del juego y sus turbios movimientos quedan plasmados con absoluta contundencia. Y lo mejor de todo, es esa capacidad de autor y director, para captar los matices psicológicos más profundos, las contradicciones emocionales más sorprendentes, los talentos más admirables... y hasta las más horrendas respuestas de que son capaces ante cualquier desavenencia.

Los que tan solo pasamos por las puertas de los casinos sin ingresar jamás, podremos comprobar que, es cierto, aquel frecuente comentario que dice que “allí dentro no hay nadie dispuesto a permitir que te hagas rico a su costa”; quienes ocasionalmente frecuentan esos lugares, tendrán material suficiente para entender lo que dirá Sam Rothstein, el nuevo director del casino Tangiers de Las Vegas: “Todo está organizado para que nosotros nos llevemos el dinero. Somos los únicos que ganan. Los jugadores no tienen ninguna oportunidad”. Y quienes ya son ludópatas, quizás una luz llegue a sus mentes que les permita salvar lo que aún conserven de dignidad y de patrimonio.

Aunque, libro y filme, se centran en un caso real ocurrido en los años 1980 (solo los nombres y algunos detalles han sido cambiados), la historia gana en actualidad, sobre todo ahora, cuando el negocio del juego le viene ganado la apuesta a la clase política… a la que le untan la mano y enseguida dice sí a la concesión de licencias, cuando no es ella misma la propietaria de estos espacios.

Una contundente puesta en escena que da cuenta de la ostentación para sentirse persona; un vestuario a tono total con el subido ambiente (los planos detalle son harto dicientes); una banda sonora repleta de canciones pegajosas de las últimas décadas; unos diálogos concretos, calculadores y emotivos para describir con exactitud los intríngulis de aquel mundo… y para redondear el cuento, unas actuaciones de Robert De Niro, Sharon Stone, Joe Pesci y demás actores de conjunto, que nos hace sentir que estamos viviendo directamente las muchas cosas que allí suceden.

“CASINO” son tres horas de cine que pasan como un rayo, y así ocurre porque su dinámica es envolvente, impactante y tiene brillo por donde se le mire. Scorsese es de los que sabe que, al espectador, hay que hacerlo sentir que es el personaje invisible de la historia.
Luis Guillermo Cardona
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