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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Bélico. Drama Relato sobre los orígenes, el desarrollo y el fin del enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) de Argelia y las autoridades coloniales francesas en la Guerra de Independencia de Argelia (1954-1962). El protagonista, Ali La Pointe, es uno de los más destacados activistas de la Casbah de Árgel.
28 de junio de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi por primera vez, “LA BATALLA DE ARGEL”, quedé deslumbrado con la recreación casi documental -escenarios, hechos y hasta muchos personajes fueron extraídos de la realidad- y sentí que era el perfecto ejemplo de cine revolucionario, objetivo, incluyente del sentir de ambos bandos y con una puesta en escena verdaderamente impactante. La trama es meticulosa, sorprende la inteligencia puesta en las estrategias de ambas partes, y un puñado de efectivos intérpretes hace lo suyo a cabalidad. La principal razón para prohibirla en muchos países, fue porque hacía denuncia de las atrocidades que causaban las potencias invasoras, pero, la segunda, sin duda, fue porque podía inspirar a otras naciones a seguir el mismo camino.

La película surgió como idea del presidente, Ahmed Ben Bella (uno de los nueve líderes que organizaron el levantamiento popular en noviembre de 1954), quien quería tenerla como símbolo de la lucha anticolonialista al momento de lanzar el Internacionalismo Revolucionario Argelino, en su plan de exportar la revolución hacia las muchas naciones oprimidas. De hecho, esta realización de Gillo Pontecorvo, fue el primer filme argelino de la historia, y para su complacencia, pudo darle a esta nación una obra de arte contundente en la que, quizás lo más valioso, es que no cae ni por un segundo en el sesgo panfletario, pues, da a cada bando los mejores argumentos para sustentar sus actuaciones, dejando prácticamente en el espectador la posibilidad de decidir de que lado desea ubicarse. Incluso, se supo que hubo ejércitos que usaron la película en sus escuelas como ejemplo de la suerte de acciones que había que seguir contra los grupos terroristas.

Yacef Saadi, miembro del Frente de Liberación Nacional (FLN), fue el encargado por el presidente Bella para conseguir al director de “LA BATALLA DE ARGEL”, y su elección recayó primero en Luchino Visconti, luego en Francesco Rosi, y finalmente en Gillo Pontecorvo, a sugerencia de Franco Solinas -su habitual colaborador- a quien se encargaría la escritura del magnífico guion. Éste, se inspiraría en registros documentales de la lucha por la independencia argelina, haría numerosas entrevistas a los protagonistas de los hechos, y revisaría todo lo escrito en diarios y revistas acerca de aquel momento histórico.

Estamos ante uno de los mejores ejemplos de cine político y cine verdad que nos haya dado el arte cinematográfico, aunque hoy día, algunas de las tácticas asumidas por ambos bandos, cualquier persona razonable las considerará reprobables. A la manera de “La Huelga” de Sergei Eisenstein, Pontecorvo se sirvió de mucha gente que vivió en carne propia el duro ejercicio por la liberación de Argelia (1954 a 1962, aunque la película se centra especialmente en el período de las más cruentas luchas, 1956-57), y su consagrado rigor histórico, hace que “LA BATALLA DE ARGEL” se ponga al nivel del más calificado arte cinematográfico.

Aprovechando la crisis política y económica que padeció, Argelia, en las primeras décadas del siglo XIX, Francia decidió invadirla y no tardó en anexarla a su territorio. Serían ¡132 años! de discriminación, explotación, maltrato, falta de oportunidades, pobreza, torturas y crímenes de Estado… hasta que llegó el día en que la gente no aguantó más, y por eso, tras su liberación, el pueblo argelino comenzó a sentir como suyo el sufrimiento de todos los países colonizados del mundo.

Ahora que he vuelto a verla, sigo creyendo que, con “LA BATALLA DE ARGEL”, el director Gillo Pontecorvo le dio al cine una obra imprescindible.
Luis Guillermo Cardona
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