Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Romance. Drama Historia de una apasionada, duradera y autodestructiva relación amorosa. Candy es una joven y bella artista cuya ansia de vida la lleva al extremo de la cordura. Dan, es un poeta perdido enamorado de Candy. Ellos encuentran en la heroína un camino de placer ilimitado. Pero cuando la adicción domina ellos pierden lo que habían encontrado. Candy abre la puerta a una visión de ensueño que tendrá significado para aquellos que se han sentido ... [+]
17 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La drogadicción es un problema creciente, lenta, pero, gradualmente, en Oceanía. Se sabe que hay siembra y comercialización de marihuana, viene aumentando el consumo de cocaína, y sólo en Australia, el país más desarrolado de la región, a 2010, había cerca de 150.000 personas identificadas que se inyectaban heroína. A este problema, se le presta una gran atención en el país, y no es raro que, también el cine, decida ocuparse de un terrible mal que sigue arruinando cada día la vida de innumerables personas, especialmente jóvenes.

Son ya numerosas las películas que se han ocupado seriamente de este fenómeno, pudiendo rescatar entre las más importantes: “El hombre del brazo de oro”, “Un sombrero lleno de lluvia”, “Christiane F”, “Trainspotting”, y muy especialmente, “Requiem por un sueño”. El edificante propósito de cada una de estas historias, es mostrar, de manera consistente y verídica, cómo, con el consumo de estas sustancias, se pasa rápidamente de un cielo artificial a un verdadero infierno… aunque el resultado social seguirá siendo imperceptible mientras estos negocios se manejen desde las altas esferas.

Australia nos trae ahora, “CANDY” -nada que ver con el filme del mismo título que, en 1969, protagonizara Ewa Aulin-, y el propósito es contarnos el proceso de degradación por el que pasa otra joven pareja, incapaz de enfrentarse racionalmente con el mundo. De Daniel, apenas sabemos que ha jugado a ser poeta infructuosamente, y de Candace conocemos a sus padres, un par de seres buenos, bastante pasivos, pero que demuestra un cierto interés por la felicidad de una hija que se resiente de que no la dejaron ser.

Los dos chicos, revelan una debilidad de carácter pasmosa, y Dan, en particular, es la suerte de muchacho pusilánime capaz de aceptar cualquier acto de degradación de su linda chica, con tal de satisfacer sus insaciables apetitos de heroína. Así las cosas, pronto, se va sintiendo que este podría ser un eficaz ejemplo del sendero al que lleva la falta de carácter y la enamorada chica parece dispuesta a proseguir en el lento, pero constante hundimiento al que puede llevar esta suerte de relación.

Heath Leadger, tiene aquí una significativa interpretación como Dan, en el infalible juego de, no dar nada para no recibir nada; y siempre extraña que sean chicas físicamente adorables, las que más caen en las malditas trampas del compadecimiento. Así es, Abbie Cornish en su rol de Candy, una chica con un rostro adorable, de esos que fácilmente se abrirían un buen lugar en el mundo, pero que pareciera incapaz de alejarse de un camino en el que, cada día, verá pisoteada su dignidad.

Al debutante director australiano, Neil Armfield -galardonado por su honrosa labor en la ópera y en el teatro-, se le abona su efectivo compromiso de recrear, sin juicios ni condenas de ningún tipo, esta problemática que a todos concierne; la ambientación y la fotografía, tienen momentos de gran acierto; escenas como la del aborto o la del poema en las paredes, impactan por su significado… pero, en general, los muchos lugares comunes que tiene con títulos del pasado, con menos impacto y fuerza dramática, hacen que, “CANDY”, no emane el suficiente aroma como para dejar una honda huella.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow