Creo que ya he visto suficientes cosas realizadas, escritas o producidas por el francés Luc Besson (El gran azul, Nikita, Juana de Arco, El quinto elemento, Arthur y los minimoys…) como para poder afirmar que estamos ante un director de productos de consumo, sin otro propósito que el entretenimiento rentable. A Besson lo mueve el dinero, solo el dinero y siempre el dinero. Por eso se preocupa por una buena factura (en dos de sus acepciones: Presentación atractiva y documento de pago)… y si, de repente, algo resulta con algún toque artístico, ¡pues bienvenido! Tampoco le importa copiar, hacer lo que ya se había hecho o tomar ideas brillantes de otros, pues sus filmes no van dirigidos a los Críticos de cine sino al grueso del público que es el que deja el dinero en las taquillas… ¡Los críticos entran gratis!

Cuando comenzó a realizar, “EL PROFESIONAL” (Léon), puedo asegurar que el director francés mantuvo dos películas en mente, que además fueron grandes éxitos: La una “The untouchables” (1987) de Brian de Palma, que le sirvió para dotar a su personaje Stansfield de ese toque psicópata a lo Capone, contrastado con su paradójico interés por la música culta que, en la película de de Palma funcionó de maravilla… pero aquí no es más que una caricatura. Y la otra película fue “The silence of the lambs” (1991) de Jonathan Demme, de la que extrajo detalles para sus escenas de acción (el cadáver que, dentro de un ascensor, recibe la ráfaga de plomo de la policía creyendo ésta que se trata del hombre buscado y el camuflaje que sirve para huir por la puerta grande con la ayuda de los mismos uniformados). ¡Y vaya uno a saber de qué otras fuentes se ha atrevido a beber!...

La historia luce simpática en principio: Un asesino a sueldo cuarentón, analfabeto, incapaz de manejar su propio dinero y con rasgos comportamentales que denotan una cierta ingenuidad, termina involucrado con una jovencita de 12 años que vive a un lado de su apartamento… y de repente, ha quedado completamente sola en la vida, cuando unos traficantes asesinan a su deplorable familia y a su querido hermanito de 6 años.

La relación entre el asesino y la chica, inspirada adicionalmente en “Sweet Hostage” (1975) o en “La drôlesse” (1979) de Jacques Doillon, es también de: Yo te cuido y te doy un techo y tú ordenas la casa y me ayudas a salir de la ignorancia. Como puede verse, todavía no hay nada original en absoluto. Besson toma de aquí y de allá… para luego entrar en lo que mejor sabe hacer, las escenas de acción, con las que está convencido de que se echará al bolsillo a la suerte de público que él bien conoce. Y como hemos visto, ni siquiera en esto es original.

Natalie Portman –quien proveniente del teatro hace aquí su debut cinematográfico- tiene mucho que ver en la acogida que ha tenido el filme, pues con gran facilidad se olvida de que tiene apenas 12 añitos, y hace las veces de mujer con plena credibilidad y con sumo arrojo… y hasta consigue tentar a su feo pero muy simpático galán, Jean Reno, quien se dedica a hacer de papá protector con plena dedicación.

En fin, que se trata de uno de esos entretenimientos con la desgastada fórmula de la venganza mal servida (aquella en que ambos bandos pierden), y cuyo propósito de hacerse con un vulgar puñado de dólares, lo ha logrado a plena satisfacción su particular realizador...

Título para Latinoamérica: “EL ASESINO PERFECTO”