Recuerdo que, siendo chicos, cuando íbamos a pasear a alguna finca nos agradaba reunirnos en la noche con los adultos a la luz de una fogata y pedirles que nos contaran historias de espantos. Ahora, son mis hijos y sus amigos, quienes, en los paseos piden que les contemos aquellas historias de espantos que suelen ponerles la carne de gallina. Son maneras de probar los nervios, de vencer los miedos... y acercarse un poco al mundo de lo desconocido.

Bastantes son las narraciones que hacen referencia a pasar a otra realidad: “El Mago de Oz”, “Alicia, en el País de las Maravillas”, “Peter Pan”, “Crónicas de Narnia”, “Un Puente hacia Terabithia”… y <<LOS MUNDOS DE CORALINE>>, donde, una pequeña que no se siente acompañada por sus padres y que no tiene más amigos que un feo gato y un chico vecino que poco le agrada, descubre, de pronto, la ocasión de aflorar sus propias fantasías, y traspasando un muro al que se antepone una puertecilla, entra en un túnel que lleva a otra casa y a otros padres más amables y generosos… al menos en principio.

Pero, la aventura tendrá pronto una bruja a bordo y situaciones de suspenso y espanto como las que nos contaban sin recato los adultos. Sin duda, muchos niños se sentirán asustados y yo mismo, me sentí tensionado en al menos un par de escenas. Así que, la recomiendo para niños mayores de siete años, pues, en esta edad, la pasarán muy bien poniendo a prueba sus nervios y viendo cómo, la valiente Coraline, enfrenta los numerosos retos y vence sus peores miedos.

Dirigida y escrita con mano segura por, Henry Selick -quien se basara en la novela, “Coraline”, que Neil Gaiman publicara en 2002-, la película tiene un inmenso encanto visual y un estilo gótico intachable, e invita a los chicos a vencer obstáculos y a cambiar con empeño esa tediosa cotidianidad que a veces los acompaña, pero, entendiendo claramente que no existe, al menos en esta tierra, una realidad perfecta ni unos padres sin falencias.

Recuerdo para terminar, que cuando acepté, un día, dictar charlas cinematográficas, el temor me invadía, se me atragantaba la voz y sudaba a mares cuando era la hora de pararme frente al auditorio. Cierta vez, no resistí más, y mirándome en un gran espejo, encaré al miedo y le dije:

-Tú tienes que tener un lado débil por el que es posible derrotarte.

-Sí –me respondió- y voy a decírtelo... aunque no creo que tú puedas vencerme. Es sencillo –sonrió irónicamente-, cuando yo te diga que no lo hagas, ¡hazlo!... Cuando oigas decir que no eres capaz, ¡lánzate a hacerlo!... Cuando te sientas terriblemente indeciso, ¡pisotea la indecisión y atrévete que este mundo no lo disfrutan los cobardes!... Pero ojo, mucho ojo muchacho, porque debes comprender que no todo miedo es malo. A veces, sentirlo es una manifestación de responsabilidad cuando deseas hacer bien las cosas… pero, en otras ocasiones, el miedo te muestra (porque lo ves mentalmente) el riesgo real e inevitable al que vas a enfrentarte cuando lo que vas a hacer es osado y peligroso, o porque, de seguro, atenta contra la ética y la honradez.

Como, con mis tareas intento hacer (casi) siempre cosas positivas, ahora suelo mandar el miedo al traste y le llevo la contraria en todo lo que me dice.

Ya lo ven, <<LOS MUNDOS DE CORALINE>>, motiva más de una reflexión.

Título para Latinoamérica: CORALINE Y LA PUERTA SECRETA