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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Manon, la hija de Jean de Florette, ha crecido. Sabe que Le Papet y Ugolin son responsables de la muerte de su padre. Su venganza comienza cuando revela a todo el pueblo secretos guardados desde hace años. Segunda parte de la película "El manantial de las colinas". (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado ya 10 años y, Manon Cadoret, es ahora una hermosa adolescente de 18 años dispuesta a cuidar la herencia de su padre con el mayor rigor. Su madre se ha reintegrado a la ópera y se encuentra de viaje… y la soledad de la chica la ha aprovechado, Ugolin Soubeyran, para descubrir en su plenitud los encantos que posee, hecho que lo hace sentirse hondamente enamorado… pero, Manon, por su parte, ha estado agudizando sus oídos y pronto estará dispuesta a demostrar que es tan recursiva como su padre… y la gente de Aubagne va a saber de ella.

Así comienza la segunda parte de, “Jean de Florette”, la cual continúa la extensa novela, “L’Eau des Collines” (El Manantial de las Colinas), que, Marcel Pagnol, publicara en 1963, partiendo del extenso guion que él mismo había escrito para la película, “Manon des Sources” (1952) que también se dio el gusto de dirigir.

La trama -prosiguiendo el guion escrito por Claude Berri y Gérard Brach para el cual han cambiado algunos nombres y ciertos incidentes-, se reserva, esta vez, una serie de elementos sorpresa que alcanzarán cuotas muy altas de drama y de estudio sociológico. Se probará, una vez más, que no hay nada oculto bajo el cielo y que no se puede subestimar a nadie porque nadie sabe quién es el otro cuando lo alienta una justa venganza.

Berri, quien también sigue como director, se reafirma con una cálida y preciosa puesta en escena, una fotografía que exalta la naturaleza y que elige siempre el ángulo preciso; una partitura -de Jean-Claude Petit- con algunas melodías que te llegan al alma… y unas actuaciones de un vigor y una fuerza emocional inmensa.

Yves Montand, impresionante en su rol de, César, teniendo que padecer la implacable Ley de Reciprocidad y viendo cómo, con sorpresa tras sorpresa, las ambiciones cobran su mejor significado. Se aplica con él la frase de Pagnol: "El honor es como una cerilla, solo puedes usarlo una vez". Con este personaje, una esplendorosa recreación del juego de la vida que es, sin duda, lo que hace que, <<LA VENGANZA DE MANON>>, tenga ya el sello de la perennidad.

Por su parte, Daniel Auteuil será de nuevo el sorprendente y atribulado Ugolin, con un ansia incontenible de redimirse, pero, incapaz de dar pasos ciertos que le permitan lograrlo. Y Emmanuelle Béart, resplandeciente con su juvenil y fresca belleza, sorprenderá a todos por la vitalidad que demuestra ahora su personaje, el cual se convertirá en el instrumento del universo para que suceda lo que tiene que suceder.

Lo dice, “El Kybalion” -un libro que debería enseñarse en todas las escuelas del mundo porque contiene, absolutamente claras, las leyes de la vida-: “Todo fluye fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo: La medida de la oscilación hacia la derecha será la medida de la oscilación hacia la izquierda. El ritmo compensa”.

Título para Latinoamérica: <<MANON DEL MANANTIAL>>
Luis Guillermo Cardona
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