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Voto de Luis Guillermo Cardona:
4
Drama Yeggar, un payaso jorobado, director de un espectáculo ambulante, se enamora de una de las bailarinas. Ella cede a sus deseos, pero también le es infiel. Basada en la pantomima teatral creada por Max Reinhardt, es un nuevo acercamiento al ambiente de cuento de hadas en parajes exóticos. (FILMAFFINITY)
15 de julio de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirada en tradiciones orientales, “Sumurun” se inició como una pantomima hecha al estilo de Las mil y una noches, escrita por Friedrich Freksa en 1909, la cual interesó al por entonces director del Teatro Alemán, Max Reindhart, y éste, además de llevarla al teatro, la convirtió al año siguiente en una película con la actriz Bertha Wiesenthal en el rol de Sumurun, Leopoldine Konstantin como la bailarina y Victor Arnold representando al jorobado.

Diez años después, es el director Ernest Lubitsch quien se interesa por el filme que había hecho su maestro Reinhardt, y co-escribiendo la historia junto a su habitual colaborador Hanns Kräly, saca a la luz una nueva “SUMURUN”, título que a todas luces se queda corto en esta nueva versión, pues el personaje central termina siendo, sin duda, Yannaia, la gitana bailarina. Es evidente que, durante el rodaje, Lubitsch se dio cuenta de que en el papel de Sumurun tenía a una linda pero muy mala actriz… y sintiendo al lado a Pola Negri, con esa vivacidad y esa coquetería que desbordaba a torrenciales, se inspiró un poco más en “Nuestra Señora de París” de Víctor Hugo, le dio entonces mucho más lugar a la atractiva gitana y aprovechó también para darle más cuerda a su rol del jorobado que, a fin de cuentas, es el segundo personaje más fuerte de su historia.

Así las cosas, “SUMURUN” funciona como dos películas en una. La historia de la esposa del jeque, enamorada del hijo de éste, resulta bastante sosa… y toca esperar entonces a que aparezca el jorobado pendiente de cada movimiento de la gitana, y dispuesto a acabar con cualquiera que quiera dañarla o poseerla, para que el filme retome cierto atractivo.

Con acceso a un alto presupuesto, Lubitsch se propuso crear un ambiente oriental bastante satisfactorio, el vestuario resulta muy agradable, la escenografía es muy ajustada… pero con excepción de esto, y de lo ya mencionado, se le fueron las luces en la dirección de actores (o… ¡cosas del ego!), porque, los actores que hacen del jeque hijo y de Nur al-Din (nombre sacado de “Las mil y una noches”) resultan tan planos que no despiertan sensación alguna. Y el par de bufones –a quienes da bastante espacio- lucen tan flojos como Hale y Williams en sus filmes con Errol Flynn.

De muy mal gusto también, ese plano claramente morboso cuando, con su brazo y con su mano, el jorobado se afana por tocar los senos de la gitana en una escena cumbre – hasta la actriz luce incómoda-, pues de esta manera arruina el sentido de una escena que debía lucir de honda delicadeza y sinceramente romántica. Curiosamente, esta sería la última aparición de Lubitsch como actor.

En resumidas cuentas, “SUMURUN” queda en la filmografía del director alemán, como un filme de muy poca trascendencia.
Luis Guillermo Cardona
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