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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Musical. Drama Carmen Jones, una mujer acostumbrada a manejar a los hombres a su antojo, asedia a Joe, un joven soldado que piensa contraer matrimonio con Cindy Lou y al que no consigue atrapar. Aprovechando una pelea de Carmen con una compañera de trabajo, el sargento Brown, al que Joe no le es simpático, ordena al soldado que la escolte hasta la prisión, al tiempo que hace creer a su novia que Joe se ha prestado voluntario a esa misión.... (FILMAFFINITY) [+]
30 de agosto de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Si a un hombre le quiero no necesita una chequera, y si no le quiero, los cheques no le servirán para nada”. Así habla, Carmen Jones, la guapa trigueña “dueña” de su vida, para quien la libertad es la esencia inamisible en todo lo que hace. Paradójicamente, Carmen está atada a las supersticiones y las cartas juegan un rol de alto peso en su destino, el cual parece signado por la tragedia. Toda la historia de Carmen es un canto a la libertad, aunque a ratos esta se torna en libertinaje y en salidas improcedentes que, poco a poco, van rebozando la copa.

Con afiladas palabras y con imágenes precisas y certeras, el director Otto Preminger, sabe dar cuenta de este afán de vuelo de la coqueta muchacha, cuando es ella la que, en plan de conquista, toma la iniciativa de dar una rosa al cabo Joe, y muy especialmente, en la escena del viaje en jeep, donde el parabrisas hace primero las veces de separador entre Carmen y Joe, y luego, seguida por un cambio de plano que amplía la vista incluyendo el difuminado paisaje, Carmen se desplaza por el interior del jeep ‘recuperando’ parte de su libertad… acción que proyectará luego a un punto más alto, cuando salta al tren ante el primer descuido del cabo que la conduce a prisión.

Carmen no soporta las cadenas ni aunque estas sean invisibles y se jugará su dignidad (y hasta su vida) con tal de sentirse libre de toda suerte de ataduras. Dorothy Dandridge logra una sentida y apreciable interpretación de la célebre gitana de Prosper Merimée y su vida, también fatal (falleció a los 42 años a causa de una sobredosis inducida por la quiebra en un mal negocio relacionado con petróleo), aumenta el impacto que produce su personaje.

El filme toma como base la música de Georges Bizet compuesta para la magistral ópera, pero las letras de las canciones son originales de Oscar Hammerstein II, usadas primero en el musical que, para Broadway, hiciera Billy Rose.

Con un reparto compuesto en su totalidad por actores afrodescendientes, “CARMEN JONES”, entra en la línea de “Hearts in Dixie” (1929), “¡Aleluya!” (1929) y “Emperor Jones” (1933), para consagrar a una raza con montones de talentos que, muy lentamente, venían siendo reconocidos. Dorothy Dandridge, Harry Belafonte y Joe Adams, fueron doblados para que sus voces alcanzaran los niveles de soprano y tenores respectivamente, pero Pearl Bailey (Frankie) y Olga James (Cindy Lou) cantaron con sus propias voces. Las actuaciones resultan muy efectivas y el filme adquiere un tono romántico de tanta altura que, por momentos, consigue emocionarnos.

Creo que, “CARMEN JONES” puede contarse entre las más satisfactorias versiones que se hayan hecho de ese personaje que escribiera Prosper Merimée (el crédito le fue escamoteado), y la historia, con muy pocas variables (Carmen tiene apellido y es soltera; el nombre de José cambia a Joe; Micaela -personaje agregado en la ópera de Bizet- es Cindy Lou; Lucas es ahora Husky Miller y es un boxeador…) se preserva fiel a esa apología de la mujer libre de las que, Carmen, es su gran predecesora.

Título para Latinoamérica: “CARMEN DE FUEGO”
Luis Guillermo Cardona
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