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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Situada en 1936, Don Gregorio enseñará a Moncho con dedicación y paciencia toda su sabiduría en cuanto a los conocimientos, la literatura, la naturaleza, y hasta las mujeres. Pero el trasfondo de la amenaza política subsistirá siempre, especialmente cuando Don Gregorio es atacado por ser considerado un enemigo del régimen fascista. Así se irá abriendo entre estos dos amigos una brecha, traída por la fuerza del contexto que los rodea. (FILMAFFINITY) [+]
15 de agosto de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la realidad frecuentemente nos demuestra lo contrario, siempre tenemos presupuestado que, un docente, es una persona ilustrada, sensible y políticamente correcta… pues, ¿Qué otra cosa se puede esperar de alguien que asume la enseñanza como profesión?, ¿Cómo podría ser menos ese profesional que tiene el privilegio –y el compromiso- de contribuir al mejor ser de la sociedad?, ¿Cómo pensar siquiera que un docente pueda servir al atraso y no al progreso de la humanidad?

El papel que, en aquel pueblo gallego de 1935-36, desempeña don Gregorio, el digno y consecuente profesor de “LA LENGUA DE LA MARIPOSAS”, sencillamente tenía que ser ese. Su compromiso, antes que nada, se centraba en lo más sagrado que poseemos hombres y animales, sin lo cual nuestra esencia se constriñe y nuestra integridad se viene a tierra. Para don Gregorio, la Libertad lo era todo; por eso, sacaba a los chicos de sus aulas para llevarlos a espacios abiertos; por eso hablaba de mariposas y de grillos; por eso llamaba gorrión al pequeño Moncho; por eso, con sabiduría y expresión de poeta, se refería a los libros como una suerte de hogar donde “podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío”… y cuando estaba ante la sociedad, hablaba de la libertad con vigor y apasionamiento, dispuesto a defenderla a riesgo de su propia vida.

Con este ejemplar y aleccionador tesoro de ideas y comportamiento, Don Gregorio tenía que ser Republicano; tenía que defender la democracia, la justicia y la dignidad del pueblo que cada año le confiaba a sus pequeños retoños; y tenía que dejar para la posteridad un ejemplo preclaro de lo que debe ser un buen maestro.

El realizador, José Luis Cuerda, ha izado impecablemente la bandera de la libertad. Su filme contiene, de manera sobria, bella y efectiva, esenciales elementos que dejan trazado un fresco donde, aquella génesis de la época más turbia que ha padecido la sociedad española, queda elocuentemente plasmada con la vitalidad de un artista comprometido.

Su filme tiene visión de futuro, altura de razonamiento (mérito de Manuel Rivas, autor de los relatos en que se basa y del guionista Rafael Azcona) y momentos de un lirismo decantado que alcanza su cima en el emotivo desenlace. Sensibles actuaciones de Fernando Fernán Gómez y del enérgico pequeñuelo Manuel Lozano. Y una banda sonora, acreditada al también director Alejandro Amenábar, que cala muy hondo con su templado dramatismo. Infortunadamente, su mayor punto gris se identifica de nuevo en algunas actuaciones secundarias, pero sin lugar a dudas, “LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS” añade altura y dignidad al cine que hacen los españoles.
Luis Guillermo Cardona
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