Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
18 de marzo de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan que, en un parque de la ciudad, un niño de piel oscura y ojos muy grandes y brillantes, miraba con asombro el ramillete de globos que portaba un vendedor. De pronto, el hombre soltó el globo blanco y éste ascendió rápidamente hasta una gran altura, mientras era contemplado con admiración por el niño. Seguidamente, el anciano vendedor soltó el globo amarillo y éste se dirigió, con la misma presteza, hacia el espacio. Tocó el turno al globo rojo y también subió pronto hasta perderse en lo alto. El niño, sorprendido, no resistió más y se dirigió al vendedor: “Si suelta el globo de color negro, ¿ascenderá también?” “¡Claro que sí! –Contestó el hombre- Los globos son como las personas, no ascienden por su color sino por lo que llevan dentro”. Y, de inmediato, soltó el globo negro que, con gran celeridad, ascendió hasta el infinito.

<<MATAR A UN RUISEÑOR>>, es un maravilloso filme que reitera lo que cualquier persona despierta sabe de sobra: La dignidad puede hallarse en cualquier hombre y la maldad también anida en cualquier lugar. No depende del color de la piel, ni del apellido que tengas, ni del país en el que hayas nacido… Depende únicamente de la formación y el ejemplo recibidos, y de que hayas sabido utilizar las pocas o muchas oportunidades que la vida brinda a cada uno.

Atticus Finch (magnífico Gregory Peck), es un hombre que dignifica al Derecho. Viudo y padre de un niño y una niña a los que educa con grandes principios, con libre determinación y con el más transparente ejemplo, sirve indiscriminadamente a su comunidad y defiende los derechos de todos y no los de los más fuertes, ni los de los más ricos, como tristemente hace la mayoría de sus colegas.

El caso de, Tom Robinson, dejará sentado hasta donde puede ser absurda la sociedad humana cuando, en su ignorancia y en su intolerancia, no consigue ir más allá de la epidermis de los hombres.

Y el filme trasciende este insuceso, para mostrarnos la sabiduría de los niños y de cómo estos se unen y se reconocen, porque sólo desean vivir en un mundo donde todos seamos amigos. Somos los adultos los que les enseñamos a ver diferencias que no existen, pero que nos arrogamos como verdaderas. Y así, a los que nacen como ángeles, pronto los convertimos en necios que vienen a engrosar la deplorable cadena de la discriminación.

Apoyado en un guion maduro y pletórico de sensibilidad, escrito por Horton Foote, basado en la exitosa novela que, Harper Lee, publicara en 1960, haciéndose merecedora del Premio Pulitzer, el director Robert Mulligan, hace apología de los excluidos como Boo Bradley, y nos muestra el gran valor que, en su largo silencio, pueden llegar a representar.

La historia, de esas que calan muy hondo, está llena de espíritu, de calor humano y de los más pulcros sentimientos que puede aflorar el hombre en las más críticas y comprometedoras situaciones.

Visto a plenitud, <<MATAR A UN RUISEÑOR>>, se convierte en un canto lleno de esperanzas y de amor por la humanidad. Por ti, por mí, por todos y cada uno de los seres humanos que habitamos en este paraíso perdido que, un día cualquiera, volveremos a encontrar.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow