Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia. Fantástico El espítiru navideño parece dominarlo todo, pero no tiene cabida en el hogar del obispo Henry Brougham. En su lucha por recaudar fondos para construir una nueva catedral, el joven clérigo ha desatendido de tal manera a su afectuosa esposa Julia, que ahora lo único que puede salvar su matrimonio es un milagro. Pero el poderoso ángel envíado desde el cielo no se conformará con darle a Henry una lección inmortal de romanticismo. (FILMAFFINITY) [+]
2 de enero de 2012
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
A quien pide ayuda se le presta ayuda, y puede ser que pidas capacidad de dar amor (el pedido ideal) o que estés tan sólo reclamando amor (significando que ignoras que el amor eres tú). Pero en ambos casos serás escuchado, porque hacer milagros es la actividad que más agrada a Dios. Y suceden a diario, pero muchos de ellos no son atendidos y bastantes más no son entendidos como verdaderos milagros.

Henry Brougham es un obispo que viene soñando con construir una catedral. Como típico hombre de iglesia, Brougham es un caradura, frío, escéptico y desconfiado. Tiene una esposa y una hija preciosas llenas de ganas de vivir, pero nuestro hombre no tiene tiempo para ellas y sólo ansía que la adinerada señora Hamilton le diga sí a sus planes de construcción.

Es entonces que, en un momento de lucidez, el obispo pide al cielo que le ayude… y de inmediato, un ángel llamado Dudley se aparece para echarle una mano. “Lo veo, pero no lo creo”, será desde entonces una asidua expresión gestual, no sólo de parte de Henry, sino también del profesor Wutheridge y de otros personajes que podrán sentir en carne propia el toque de aquel ángel.

El director Henry Koster, se sirve de unos modestos, pero encantadores efectos visuales; envuelve la historia en deliciosos tintes de comedia; y consigue recrear un puñado de adorables personajes, haciendo que sintamos de manera palpitante, un pedacito de cielo aquí en la tierra. Cary Grant, Loretta Young, Monty Wooley, James Gleason y Gladys Cooper, tendrán ocasión de lucirse a plenitud.

Resulta muy fácil compenetrarse con este cuento, y ese inexplicable y mágico sentimiento que te envuelve cuando ayudas sin esperar nada a cambio, recorre nuestras entrañas cada vez que vemos a Dudley (símbolo del ángel que hay en cada uno de nosotros), darse incondicionalmente en beneficio de sus encomendados.

La película rebosa de encanto, posee fuerza espiritual y emana un ascendente legado de ternura, al tiempo que alecciona a aquel hombre de iglesia que no parece que entendiera nada y quien recibirá unas magníficas clases de verdadera vocación y de cómo recuperar y mantener vivos el calor de hogar y la relación de pareja. Algo de esto quizás nos toque a cada uno de nosotros, pues no es por nada que un filme de este calibre se pone a nuestro alcance. ¿No será que, de alguna manera, también estábamos pidiendo ayuda?

Creo que fue este el filme que debió haber inspirado aquella, un tanto lacrimógena pero edificante serie televisiva, titulada “El toque de un ángel”. Y hasta un episodio de “La casa de la pradera” bebió sin duda de esta fuente.

Título para Latinoamérica: “UN ENVIADO DEL CIELO”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow