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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Romance. Drama En una localidad rural de Kansas, dos jóvenes que pertenecen a ambientes sociales muy distintos se aman y deciden no separarse jamás; pero la desaprobación de sus familias y ciertos intereses ajenos a sus sentimientos acabarán decidiendo su suerte. (FILMAFFINITY)
20 de noviembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tan nociva una libertad convertida en libertinaje (como la que se está dando entre tantísimos jóvenes de hoy), como una vida subyugada y sometida a los dictados de los padres, semejante a la que vivieron incontadas personas en décadas anteriores. Lo dañino está siempre en los extremos, pues solo en el punto medio es donde hay lugar para el equilibrio y la sensatez. Debe haber libertad, pero ésta debe estar acompañada de buen ejemplo, de compañía, de diálogo asertivo, de normas concertadas y de mucho afecto, pues de esta manera es como los chicos podrán entender cual es el límite.

Lo deplorable, es cuando los padres –sin ofrecer nada distinto a apoyo material- quieren imponerse sin respetar el derecho de sus hijos a decidir sobre su propia vida. Lamentable que quieran con sus chicos compensar sus frustraciones; y necio de toda necedad, que lleguen a creer que ellos lo saben todo y que, solo obedeciendo sumisamente, sus hijos podrán ser felices. Esto se llama ‘ceguera a la enésima potencia’, y en pleno siglo XXI, bien sabemos que todavía quedan algunos progenitores de este deplorable estilo.

Muy sobriamente realizada por Elia Kazan, quien da cuenta de nuevo de una excelente dirección de actores con esa definitiva puesta en práctica del método realista y progresista del Actor’s Studio, “ESPLENDOR EN LA HIERBA” se convierte en un preclaro ejemplo del cine que recrea una problemática en cuyo cambio sin duda influyó, y como obra maestra, bien que se merece el sello de la perennidad.

William Inge, justo merecedor del premio Oscar por su excelente guión, centra su historia en tres de los casos que más estrechaban el cerco a la juventud: El primero, Bud, lo representa el debutante Warren Beatty, y es él ‘el hijo obediente’ que por falta de carácter, sigue las reglas de su padre de manera irrestricta, y esto lo llevará a decisiones de las que quizás se duela el resto de su vida. Natalie Wood (nominada al Oscar) es Deannie ‘la chica decente’ y esto la obliga a reprimir sus ímpetus y deseos sexuales, con lo que adquirirá una neurosis que terminará llevándola a una clínica de reposo. Y Ginny (Barbara Loden), la hermana de Bud, es ‘la chica rebelde’, ávida de afecto y dispuesta a hacer su vida en contra de las imposiciones paternas… y esto le significará el aislamiento y el maltrato social de manera inmisericorde.

Hay conceptos que merecen una seria reflexión en esta película: “Nosotras no disfrutamos de esas cosas –dice la madre de Deannie refiriéndose al sexo-, sólo les dejamos hacer para poder tener hijos”. Una idea ya caduca porque los órganos de la mujer están naturalmente dotados para sentir un delicioso orgasmo y los hijos son una elección que debe tomarse asegurando el placer de, ambos, miembros de la pareja. Solo así serán bienvenidos. Y cuando un padre dice: “Todas mis esperanzas están puestas en ti”, está forzando a su hijo a abandonar su propio camino, para que intente vivir el que no le correponde. Y así no debe ser.

“ESPLENDOR EN LA HIERBA” fue la mejor actuación que la angelical Natalie Wood realizó en su vida. Ella tambien lo creía así, y tengo la sensación de que, aquel 29 de noviembre de 1981, cuando murió al caer del yate en el que viajaba junto a su marido, la última imagen que pasó por su mente, fue aquella en la que se lanza al agua muy cerca de la cascada, en el filme de Kazan. Quizás pensó en realizar lo que en la ficción no pudo. Por eso, el certificado final de su deceso reza: “Ahogamiento por factores no determinados”.
Luis Guillermo Cardona
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