Existen diversas razones que animan a los padres a sobreproteger a sus hijos. Entre las principales, podemos citar: Una, sus propios temores, los cuales les inducen a no creer en nadie y a querer comprobarlo todo por sí mismos. Dos, su falta de fe en los hijos a los que sienten apocados, y entonces, piensan que si ellos no les hacen las cosas, éstas sin duda quedarán mal hechas. Tres, el deseo de que los hijos tengan todo lo que ellos no pudieron tener, sin medir en absoluto si están cayendo en el exceso; y cuatro, la arrogancia de ciertos padres que creen saberlo todo, y por éste motivo, consideran incompetentes e inferiores a sus demás congéneres, incluidos su esposa y sus propios hijos. A un padre así, yo le llamo Ñoñotodero, porque en su estúpida prepotencia, carga con todo, y esa carga terminará amargándolo… y en cualquier momento, enterrándolo… y de ñapa, dejará a una familia que le recordará con más desprecio que afecto, por haberles subestimado y arrebatado el sagrado derecho a Ser.

Nemo (nombre que luce extraído de a-némo-na, ya que su familia vive en una de ellas; y que también rememora al capitán Nemo, el célebre personaje de la novela, “20.000 leguas de viaje submarino” de Jules Verne, pues, la historia es un largo viaje dentro del océano), es un pececillo cuyo padre, Marlin –un pez payaso- se muestra bastante temeroso cuando su crio comienza la escuela. Nemo siente, entonces, que su padre lo hace quedar mal ante sus compañeros, y decide retarlo demostrando que él es valiente. Pero, los temores atraen aquello que se teme y la desobediencia con frecuencia nos la cobran (resulta paradójico, pero aquí aplicará en crescendo), pues, el pequeño Nemo quedará, luego, atrapado por alguien que quiso salvarlo cuando lo encontró “luchando por su vida en un arrecife”.

<<BUSCANDO A NEMO>>, es una muy bella aventura infantil, lograda con un preciosismo visual que no deja duda acerca de lo fascinante, misterioso y sorprendente que resulta el fondo oceánico... y al paso, en un recorrido de cientos de millas hasta llegar a Sidney, Australia, tendrá lugar una aventura donde el compromiso paterno, la amistad, la relación macho-hembra, la solidaridad… y otras bellas herramientas de las que el Universo ha puesto a nuestro servicio para enaltecer la existencia, irán saliendo a flote hasta alcanzar una libertad y un reencuentro, a los que nadie resulta dispuesto a renunciar.

Perseverancia, es un valor bien grande en esta cálida aventura que, aún en su permanencia dentro de la fría e intimidante corriente marina, consigue elevarnos la temperatura con ese denodado esfuerzo que emprenden sus protagonistas. Que, “la unión hace la fuerza” y que “el que persevera, alcanza”, son dos sentencias muy populares que, aquí, tendrán sentido y aplicación de una manera inolvidable.

Quedamos a la espera de la continuación de esta historia, magníficamente dirigida por, Andrew Stanton y Lee Unkrich, porque lo vivido por Marlin y su alocada Dory, y por Nemo y su maestro Gill, podrían hacer muy grato volver a sentirlos cerca.