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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama Después de verse obligado a abandonar su casa y su familia por deudas de juego, un hombre rehace su vida como titiritero hasta que se ve envuelto en la revolución maoísta. Cuando consigue volver con su mujer y sus hijos, ya nada es como antes. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2010
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tenemos el deber de ser responsables ante el pueblo. Ser responsables ante el pueblo significa que cada palabra, cada acción y cada acto político nuestros, deben concordar con los intereses del pueblo. Y si cometemos errores, debemos corregirlos”.

Estas son fervientes palabras de Mao Zedong, pronunciadas pocos años antes de proclamar la República Popular China tras el triunfo de la revolución que él mismo liderara. Como todas las palabras bienintencionadas de todos los líderes del mundo, tampoco éstas se cumplieron al pie de la letra, pues los gobernantes representan la cabeza del ajedrez, pero son muchas las piezas del juego gubernamental, aunque aquellos tengan que responder por algunos de sus actos. Y, desde los mandos medios, muchos errores, desmanes y violaciones a las leyes, pueden cometerse por ignorancia, deshonestidad o por abuso de autoridad… Por supuesto, también habrá ordenes que vienen desde lo más alto y que, a la inversa, son los empleados medios los que cargan con toda responsabilidad.

Zhang Yimou, sin duda uno de los directores más calificados del cine actual y quizás el número uno de China, no parece tener los mejores recuerdos de la Revolución Cultural y películas como “Semilla de Crisantemo” o “La Linterna Roja” que son, como ésta, críticas soterradas a las infortunadas acciones del régimen, le han costado censuras y una estrecha vigilancia a todos sus proyectos.

“¡VIVIR!” es la recreación muy precisa de la vida de una modesta familia, a lo largo de varias décadas que se inician en los años 40… justo en vísperas de la Revolución Popular. Y Yimou logra con eficacia, y con acciones muy puntuales que tocan con el sentir, con la libertad de acción y de expresión, y con la negación de ciertos derechos, dejar sentado un alegato que golpea, de pleno, tres centímetros debajo del esternón.

Gong Li, su musa, su amiga y su amante, durante varios años, encarna a Jiazhen la típica mujer firme y concreta en sus objetivos, capaz de sobrevivir con denuedo y entereza a las peores tragedias. Su esposo, Fugui, a ratos semeja a un ave de mal agüero, y el amor entre ellos parece de aquellos que nacieron para no vivirse cerca.

Llena de variopintos matices, la vida de la familia Xu es intensa, y por ella – como por cualquier otra familia – emergen las rosas y las espinas, mientras, con gran sutileza, Yimou va dando sutiles detalles de la opresión que oscurece el legendario, y sin duda significativo, régimen de Mao. Y si alguien quiere ver alusiones indirectas a lo que viven hoy los chinos, quizás encuentre algo que lo haga asentir con la cabeza.

Y hay cosas, como la recompensa que trae la perseverancia, como el bien que se oculta en todo mal, o como la serenidad que conlleva el aceptar lo que sucede en contra de lo que se espera que, este inspirador filme, nos deja al alcance para una buena reflexión.

Y recuérdalo: ¡Pase lo que pase, es necesario Vivir! ¡Esta es la decisión de los valientes!
Luis Guillermo Cardona
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