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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Drama En 1885, a la edad de 29 años, ya Sigmund Freud (Montgomery Clift) se daba el lujo de confrontar a su maestro Meyniert... y pronto, de ilustre alumno, su asociación con el médico Josef Breuer (Larry Parks), lo convertiría en uno de los más notables investigadores sobre la histeria. Después, la neurosis, la interpretación de los sueños y el psicoanálisis, entre otros temas, tendrían en él a uno de los más fuertes exponentes de las nuevas ... [+]
17 de diciembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como Ibn Sina, como Hipócrates, Wilhelm Wundt, Jean-Martin Charcot, Isaac Jennings y muchos otros nombres de invaluable importancia en la historia de la medicina, el nombre de Sigmund Freud también hace parte de ese inmortal grupo de vidas consagradas al conocimiento de la esencia humana, con el cual hemos avanzado muy significativamente en el entendimiento del ser y en el tratamiento de la enfermedad.

De origen vienés, a Sigmund Freud (1856-1939) con sus estudios sobre la sexualidad, le correspondió enfrentarse, como pocos, al rompimiento de paradigmas en una sociedad donde, hasta los llamados progresistas y bienpensantes, se sintieron escandalizados con sus explosivas y osadas teorías. Pero, como alguien ilustrara con una paradoja: “Freud tenía un gran porvenir detrás de él” y sus reiteradas, profundas y brillantes investigaciones, cambiarían sustancialmente la interpretación de la enfermedad, probando definitivamente su marcada relación con el inconsciente.

El director John Huston, sentía por Freud una gran admiración, y si se mira bien, sus teorías se manifiestan de alguna manera en varias de sus películas. Incluso, en su documental “Let there be light” (1945) se había ocupado de las neurosis de los soldados y los respectivos tratamientos con psicoterapia que les practicaron al final de la guerra. Hacer, pues, un biopic sobre el médico vienés era para Huston un verdadero placer… y cuando el proyecto se dio, pensó primero en su amigo Jean-Paul Sartre para que escribiera un primer tratamiento, pero el filósofo francés se entusiasmó demasiado y el mamotreto que presentó daba para unas 15 horas de película, por lo que fue descartado de inmediato.

Huston se vio entonces abocado a asesorarse de un reconocido psiquiatra y el guión fue emprendido de nuevo por Charles Kaufman y Wolfgang Reinhardt, partiendo de una historia que había elaborado el primero. Pero con todo, debido a la intensa vida de Sigmund Freud y a los muchos aportes que hiciera a la ciencia médica, la idea fue hacer dos películas que se exhibieran por separado… pero este plan chocó con los productores quienes, al ver que el tratamiento del tema solo interesaría a los iniciados y devotos del padre del psicoanálisis, cogieron la película por su cuenta, le editaron casi una hora y la dejaron con los muchos vacíos que, cualquiera que haya ido en busca de un biopic, notará enseguida. Incluso, el cierre del filme queda en un punto donde pareciera haber fracaso, cuando, finalmente, el éxito y la gloria fueron el resultado de una vida compleja, plena de escollos y adversidades, pero cuyos inmensos logros son todo un legado para la humanidad.

Lo que veremos en “FREUD, PASIÓN SECRETA”, sin mayores elementos biográficos, es una serie de ilustraciones escénicas y muy académicas, que ejemplifican los aportes que hiciera Freud a Los estudios sobre la Histeria, Las causas de la Neurosis, La interpretación de los Sueños, La Transferencia, El Psicoanálisis y La Sexualidad Infantil. Todo, presentado en un modelo poco apto para el común de los espectadores, y muy ajeno al estilo asequible y anti-retórico que, hasta entonces, caracterizaba la obra del director de “The treasure of Sierra Madre”, “The asphalt jungle” o “The african queen”, entre otras joyas.

Para resaltar, esa conmovedora presencia del grandioso actor que fuera Montgomery Clift, quien durante el rodaje ya estaba quedándose ciego, sentía que su fuego interior comenzaba a apagarse y solo unos pocos años más de vida le quedaban en este mundo. También muy plausible que, Huston rescatara del olvido al actor Larry Parks -otra de las talentosas víctimas del abominable HUAC- quien, como Josef Breuer, nos ofrece un rol marcadamente sensible.

Título para Latinoamérica: "FREUD, PASIONES SECRETAS"
Luis Guillermo Cardona
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