En cifras que, por lo general, se quedan cortas, los registros mexicanos dan cuenta de 27.638 personas desaparecidas entre los años 1995 y 2015. Entre las causales que se describen, se dan como principales: El narcotráfico, la guerra entre las bacrim y la trata de personas. Entre 2013 y 2015, cada dos horas, un mexicano fue desaparecido. Del 1° de enero al 31 de agosto de 2016, 14.000 homicidios y 979 desaparecidos, son las cifras que se llevan registradas. (1)

Según datos del diario económico Expansión: “El negocio de las drogas genera no menos de 19.000 millones de dólares al año a los narcotraficantes mexicanos, y produce cerca de medio millón de empleos, entre los que se cuenta a cosechadores, ‘cocineros’, transportadores… más políticos y policías cómplices, arquitectos, abogados, contadores… y gatilleros”. Todo esto, hace parte de un entramado que tiene a los Estados Unidos Mexicanos en una guerra a muerte que nadie sabe cuando parará.

La proximidad de México con el principal país consumidor del mundo, Los Estados Unidos de Norteamérica, hace más fácil su trabajo y hasta allí llevan cerca de 300 toneladas de cocaína y unas 16.000 toneladas de marihuana cada año… sin contar las anfetaminas y otros psicoactivos que también tienen un amplio mercado.

Sobre la manera como algunas personas se involucran y se desenvuelven en este negocio que viene desangrando a México como ocurriera en Colombia algunas décadas atrás, el director Luis Estrada, vuelve a hacer un registro bastante creíble, partiendo de la historia de un hombre que acaba de regresar de los EEUU, tras 20 años en los que no consiguió fortuna alguna. Al llegar, verá a su madre viviendo todavía en la miseria y se enterará de que su hermano Pedro, conocido como “El diablo”, ha sido asesinado. La sobrevivencia se torna difícil, y al entrar en contacto con su atractiva cuñada a la que no resulta indiferente, y luego, con amigos que ostentan abundancia involucrados en el negocio del narcotráfico, Benjamín García se verá en la disyuntiva de seguir siendo decente en la inefectividad del trabajo lícito al que ha tenido acceso o entrar a un negocio donde la violencia es el asunto de cada día, pero donde puede hacer dinero por montones.

Contando de nuevo con la efectiva colaboración de Damián Alcázar, el director Luis Estrada (“La ley de Herodes”), consigue bordar un personaje bastante verosímil, haciendo de El Benny (como le llaman sus amigos), la suerte de hombre cuya conciencia se niega a alcanzar el fondo de un negocio donde la crueldad y la degradación humana llegan a alcanzar límites infernales. Ernesto Gómez Cruz, tiene a su cargo a Don José Reyes, la clase de hombre que alberga las más altas contradicciones, siendo capaz de ejercer la más alta moral, como de cometer las peores atrocidades; y Elizabeth Cervantes, es Guadalupe Solís, motivo de tentación muy asequible a la mal llamada vida fácil y compromiso de madre, en una sola mujer.

Y mientras no haya justicia social… mientras la dignidad de los hombres de ley pueda corromperse con unos cuantos dólares… y mientras la formación moral y la cultura ciudadana sea tan endeble y tan limitada, el mal seguirá adelante llevando desgracia a innumerables familias.

Con “EL INFIERNO”, Luis Estrada nos deja la impresión de que, un fuerte compromiso social va a acompañar siempre su cine... y eso se agradece.

(1) RNPED y CEAV de México, citados por Mariana Escobar R. Periódico El Colombiano, Medellín. 23-10-2016