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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Un ambicioso actor de teatro (Brandauer) no duda en concentrar todos sus esfuerzos en adular el nazismo con tal de lograr el éxito en su profesión. Llega incluso a casarse con la hija de un importante prohombre del régimen para poder medrar. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiempo atrás, conocí a una persona con la que compartía ideas, discurríamos sobre arte y sobre cuestiones políticas, hasta que llegué a sentir que tenía, en él, a un verdadero amigo. Era un hombre consecuente, políticamente correcto. Como era actor de teatro y también apuesto, cierto día, este personaje fue llamado a protagonizar una película para la televisión, y como bien sabía de mi labor como Crítico de Cine y facilitador en seminarios sobre este tema, me presentó a la directora y enseguida me acogieron para hacer tomas previas durante los ensayos de actuación y luego, durante el rodaje, me asignaron, con un asistente, la labor de utilería.

Iniciada la filmación, la principal locación fue un municipio del suroeste antioqueño. Al alojarnos en el hotel, cada quien eligió su cuarto y yo elegí el mío… pero pronto apareció mi amigo, me saludó, y tras echar una ojeada quedó encantado con mi cuarto... y cinco minutos después, me estaban sacando de allí porque, él, quería ocuparlo. El resto del rodaje sólo me habló para darme órdenes. El “éxito” lo había trasladado a otra percepción de la realidad, y en ella, yo ya no era su amigo, era apenas un simple asistente.

Cito esta anécdota que se me vino súbitamente a la memoria, porque creo que viene al caso ya que corrobora una actitud humana que deja muy mal parados a aquellos individuos que caen en las trampas de la vanidad; y si a esto se le suman las decepciones y las humillaciones que reciben sus más cercanos, la que pierde es la humanidad entera... y la esperanza de entendimiento entre los seres humanos, se presiente más y más distante.

La película de, István Szabó -con guion de él mismo y Péter Dobai, basados en la novela de Klaus Mann- es también la historia de un actor de teatro, Hendrik Hofgen, un hombre de talento que aspira al triunfo. Tiene ideas progresistas, revolucionarias si se quiere. Siente que, "hay que traer para los obreros el verdadero teatro que refleje su problemática y los movilice"… y claro, uno siente que está ante un hombre de los que escasean, pero de los que harto se merece nuestra dolida humanidad.

Alemania está en plena bonanza artística. El teatro, la danza, el cine… cunden en cantidad y en calidad; y Hendrik Hofgen, hace realidad su anhelada interpretación de Mefistófeles, el demonio de, "Fausto", la inmortal obra de Johann W. Goethe. Con este rol se realiza. Con, Mephisto, puede proyectar la constancia y el carácter que, en la realidad, no posee.

Entonces, en el escenario del mundo, entra Adolf Hitler; y su primer ministro, un hombre que sabe doblegar y salirse con la suya, ofrece al actor éxito y progreso por “tan sólo” abandonar el bolchevismo cultural y ponerse al servicio del nacionalsocialismo... y, entre las sensaciones que el personaje nos brindará, quizás ocupe un buen lugar, el desencanto. Asistimos, entonces, a una exhibición de arribismo, de sumisión, de estrujamiento de la dignidad, que nos deja congelados. El nuevo Hendrik, es un fantasma y en el maquillaje con que representa a su soñado Mephisto, esconde la ignominia a la que, de repente, está llevando su existencia.

<<MEPHISTO>>, se luce con sus excelentes decorados, su cuidada iluminación, y con esa potente música que confluye en la recreación de perfectas exhibiciones de poder, doblez y derroche. Más que brillantes las actuaciones de, Klaus María Brandauer (Hendryk), Krystyna Janda (Barbara) y Rolf Hoppe como el primer ministro. La dirección de, István Zsabó, controlada y pulida en cada secuencia y en cada plano. El resultado: Un filme engalanado de arte y con un profundo significado.
Luis Guillermo Cardona
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